Un libro sobre el amor y la libertad que intenta dibujar ese delicado límite entre los deseos, el tiempo y el espacio de cada uno en relación a su prójimo. “Creo que si el amor no tiene objeto, alguien particularizado para amar, no sirve de nada. Que el prójimo es sagrado y que nadie tiene derecho a llamarse a sí mismo prójimo de nadie. Que la vida en común entre un hombre y una mujer es posible, mientras haya un hombre y una mujer diferenciados y en una prudente distancia. Que los que se aman se unen en el infinito y que el sentimiento en vez de acortar el espacio entre uno y otro, lo ahonda. Que los seres que se aman, cada vez se conocen menos y más deben creerse. Que al mundo del amor a otro no pueden entrar aquellos que no están dispuestos a ceder algo del amor que sienten por sí mismos. Y que nada hay más patético y desolado que alguien sólo puede sentir pasión por él mismo”.
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