Fabrizio Mejía Madrid realiza la crónica novelada de este pasado de apenas treinta años: la década de los ochenta, una época decisiva que sigue marcando nuestro rumbo como personas y comunidades.
¿Cuál es la historia reciente de los días que vivimos ahora? ¿Cuándo empezamos a venerar la tecnología, a sexualizar lo que vemos, a esperar una nueva catástrofe como única salida del presente? Mediante varias historias entrelazadas, Arde la calle reconstruye aquellos años que hoy nos resignifican: la música, la moda, el cine, los conciertos, los bares, las plazas comerciales.
Desde el cubo de Rubik hasta el terremoto de 1985; de la crisis de 1982 hasta el fraude electoral de 1988; del condón a la coca. Narra la manera en que cambiaron para siempre las relaciones sexuales y las comunicaciones; reconstruye los conflictos sociales que trajo consigo aquella década. Pero, sobre todo, es una historia de la aceleración, de la velocidad cultural con la que hoyconvivimos todos los días. Un libro indispensable que hará revivir en los lectores aquellos entrañables días y, a las nuevas generaciones, les permitirá asomarse a un México vertiginoso y contradictorio, siempre fascinante.
¿Cuál es la historia reciente de los días que vivimos ahora? ¿Cuándo empezamos a venerar la tecnología, a sexualizar lo que vemos, a esperar una nueva catástrofe como única salida del presente? Mediante varias historias entrelazadas, Arde la calle reconstruye aquellos años que hoy nos resignifican: la música, la moda, el cine, los conciertos, los bares, las plazas comerciales.
Desde el cubo de Rubik hasta el terremoto de 1985; de la crisis de 1982 hasta el fraude electoral de 1988; del condón a la coca. Narra la manera en que cambiaron para siempre las relaciones sexuales y las comunicaciones; reconstruye los conflictos sociales que trajo consigo aquella década. Pero, sobre todo, es una historia de la aceleración, de la velocidad cultural con la que hoyconvivimos todos los días. Un libro indispensable que hará revivir en los lectores aquellos entrañables días y, a las nuevas generaciones, les permitirá asomarse a un México vertiginoso y contradictorio, siempre fascinante.