En Arena, Eucaliptos y Hierro, Víctor Caprizzi regresa a su tierra después de casi quince años de ausencia con el firme propósito de recoger aquellos fragmentos de su vida que aun se hallaban esparcidos por el suelo que lo vio nacer. Siendo niño, Víctor descubre la doble personalidad de su madre Ada y también entiende que todos aquellos paseos del fin de semana por el Parque De Los Eucaliptos no eran mas que un simple pretexto de Ada para camuflar su verdadero propósito. Víctor guarda este secreto sin compartirlo ni siquiera con su padre, pero las consecuencias de las heridas psicológicas comienzan a manifestarse en su juventud en las más diversas formas de violencia. Víctor es finalmente recluido en un peligroso reformatorio de menores donde más tarde, valiéndose de un plan maestro, logra fugarse. Pero su libertad seria transitoria gracias a la habilidad manipuladora de su madre y a la ingenuidad de su padre.
Días después de cumplir su mayoría de edad, Víctor es capturado en su propio altillo, enchalecado salvajemente e internado en una deprimente y cruda institución para dementes sin previa evaluación ni diagnostico.
Ahí siente en carne propia el salvajismo de los choques eléctricos y otros tratamientos a los que es sometido sin alternativa. Sin embargo contra toda lógica, en ese hostil y deprimente escenario, Víctor conoce la amistad genuina que le brinda un miedoso crónico llamado Mauricio, se entrega a la pasión desenfrenada de una relación prohibida con una bella enfermera, comparte el cuarto de su inolvidable Gurú Mansilva y una vez mas se somete a la subyugante experiencia de otra genial fuga.
Nadie conocía su historia ni el tenia la menor intención de confesársela a “los de blanco.” Pero cuando su Ángel de la guardia se encarna en Ana Iris, una joven doctora que motivada por amor incondicional arriesga su profesión por salvar a su paciente favorito, Victor se da cuenta que es tiempo de confiar en alguien.
Días después de cumplir su mayoría de edad, Víctor es capturado en su propio altillo, enchalecado salvajemente e internado en una deprimente y cruda institución para dementes sin previa evaluación ni diagnostico.
Ahí siente en carne propia el salvajismo de los choques eléctricos y otros tratamientos a los que es sometido sin alternativa. Sin embargo contra toda lógica, en ese hostil y deprimente escenario, Víctor conoce la amistad genuina que le brinda un miedoso crónico llamado Mauricio, se entrega a la pasión desenfrenada de una relación prohibida con una bella enfermera, comparte el cuarto de su inolvidable Gurú Mansilva y una vez mas se somete a la subyugante experiencia de otra genial fuga.
Nadie conocía su historia ni el tenia la menor intención de confesársela a “los de blanco.” Pero cuando su Ángel de la guardia se encarna en Ana Iris, una joven doctora que motivada por amor incondicional arriesga su profesión por salvar a su paciente favorito, Victor se da cuenta que es tiempo de confiar en alguien.