Aparentemente, la gran diversidad de armas atribuidas al ninja suponen un problema para el aprendizaje -de por sí muy complejo-, del arte supremo del Ninjutsu; pero como este libro demostrará, el eje de todas ellas gira en torno a un simple bastón de apenas 1,20 metros: el Hanbo. A partir de él y mediante sencillas modificaciones, un experto ninja no tendrá problemas para manejar con habilidad cualquier arma que tenga en sus manos.
La otra cuestión sería: ¿qué papel cumplen en el siglo XXI armas rudimentarias que fueron creadas para una civilización en la cual apenas si se empleaban las armas de fuego? Procedentes la mayoría de los utensilios de labranza más ancestrales, su gran ventaja era que podían ser transportadas ostentosamente sin que nadie considerase que se trataba de armas muy letales. Ahora, sin embargo, un simple palo (un Tanbo, por ejemplo), provocaría recelo si lo llevásemos en la mano dentro de un autobús lleno de gente, y no digamos nada de llevar un Ninja-to o un Kusarigama.
Es por eso, y precisamente por eso, que el Ninjutsu cobra cada vez mayor interés en los aficionados a las artes marciales, ya que la gran diversidad de armas que tiene que aprender el practicante le hace ser diferente... aunque ni siquiera pueda llevarlas legalmente por la calle para autoprotegerse. ¿Para qué aprender, entonces, a manejar algo tan eficaz si luego no podremos emplearlo como arma en nuestra vida cotidiana?
La respuesta a este planteamiento es sencilla y consta de tres razonamientos:
1)Las armas ninja son una prolongación de nuestras armas naturales (patadas, puñetazos, codos…), contribuyendo a fortalecer nuestros brazos, muñecas, codos y hombros, dotándolos así de unas cualidades físicas que no podríamos conseguir por otros medios de entrenamiento. Tanto es así, que numerosos cuerpos de élite de la policía y el ejército están incorporando desde hace años las técnicas y armas ninja, plenamente vigentes en un mundo en el cual no siempre se pueden emplear armas de fuego para controlar a personas violentas o delincuentes.
2)Del mismo modo que una simple barra de hierro o un cuchillo de cocina se convierten en un arma letal en manos de personas adecuadas, las armas ninja están allí dispuestas para ser empleadas en situaciones límites que esperamos nunca se den. Además, para manejar con eficacia cualquier utensilio doméstico como arma disuasoria o contundente, deberemos haber aprendido primero a manejar las tradicionales armas ninja, consiguiendo así que los simples elementos de uso cotidiano puedan transformarse en nuestras hábiles manos en armas de increíble potencia y efectividad.
3)Finalmente, la cultura de nuestros antepasados hay que conservarla, del mismo modo que se conservan los libros, la naturaleza y los monumentos históricos, y el arte del Ninjutsu es algo que nunca se puede perder.
La otra cuestión sería: ¿qué papel cumplen en el siglo XXI armas rudimentarias que fueron creadas para una civilización en la cual apenas si se empleaban las armas de fuego? Procedentes la mayoría de los utensilios de labranza más ancestrales, su gran ventaja era que podían ser transportadas ostentosamente sin que nadie considerase que se trataba de armas muy letales. Ahora, sin embargo, un simple palo (un Tanbo, por ejemplo), provocaría recelo si lo llevásemos en la mano dentro de un autobús lleno de gente, y no digamos nada de llevar un Ninja-to o un Kusarigama.
Es por eso, y precisamente por eso, que el Ninjutsu cobra cada vez mayor interés en los aficionados a las artes marciales, ya que la gran diversidad de armas que tiene que aprender el practicante le hace ser diferente... aunque ni siquiera pueda llevarlas legalmente por la calle para autoprotegerse. ¿Para qué aprender, entonces, a manejar algo tan eficaz si luego no podremos emplearlo como arma en nuestra vida cotidiana?
La respuesta a este planteamiento es sencilla y consta de tres razonamientos:
1)Las armas ninja son una prolongación de nuestras armas naturales (patadas, puñetazos, codos…), contribuyendo a fortalecer nuestros brazos, muñecas, codos y hombros, dotándolos así de unas cualidades físicas que no podríamos conseguir por otros medios de entrenamiento. Tanto es así, que numerosos cuerpos de élite de la policía y el ejército están incorporando desde hace años las técnicas y armas ninja, plenamente vigentes en un mundo en el cual no siempre se pueden emplear armas de fuego para controlar a personas violentas o delincuentes.
2)Del mismo modo que una simple barra de hierro o un cuchillo de cocina se convierten en un arma letal en manos de personas adecuadas, las armas ninja están allí dispuestas para ser empleadas en situaciones límites que esperamos nunca se den. Además, para manejar con eficacia cualquier utensilio doméstico como arma disuasoria o contundente, deberemos haber aprendido primero a manejar las tradicionales armas ninja, consiguiendo así que los simples elementos de uso cotidiano puedan transformarse en nuestras hábiles manos en armas de increíble potencia y efectividad.
3)Finalmente, la cultura de nuestros antepasados hay que conservarla, del mismo modo que se conservan los libros, la naturaleza y los monumentos históricos, y el arte del Ninjutsu es algo que nunca se puede perder.