La ideología basada en el sistema patriarcal impuesta durante siglos ha negado secularmente a las mujeres la capacidad de crear, tras relegarlas al espacio doméstico y a las tareas reproductivas, convirtiendo en natural una división del trabajo que las apartaba de cualquier posibilidad de ser consideradas como artistas (recluyéndolas en los papeles de musa y modelo). Una ideología que ha puesto en el centro del mundo al varón, con la consecuente marginalización de lo femenino.
Durante la mayor parte de la historia de la Humanidad, las artistas se sometieron a los condicionantes socioartísticos que marcaban lo que debía definir las creaciones femeninas. Así, entre la ocultación y el sometimiento, pocas artistas se atrevieron a reflejar las verdaderas condiciones de vida de las mujeres, ni a llevar a sus obras sus reivindicaciones y su visión del mundo.
A pesar de las imposiciones ideológicas, la resistencia al orden patriarcal dio lugar al feminismo en su doble vertiente de pensamiento y movimiento, con un eco social variable entre los siglos XVIII y XX. Ello no podía dejar de ejercer un impacto sobre la práctica artística.
La intención de la obra es detenerse en aquellas autoras que, a pesar de no haber estado conscientemente unidas y articulado un grupo con el propósito de destacar la experiencia femenina, manifiestan a través de su obra una conciencia y valorización de esta, hasta llegar a la generación de una teoría y una práctica artísticas decididamente feministas en las últimas décadas del siglo XX.
Durante la mayor parte de la historia de la Humanidad, las artistas se sometieron a los condicionantes socioartísticos que marcaban lo que debía definir las creaciones femeninas. Así, entre la ocultación y el sometimiento, pocas artistas se atrevieron a reflejar las verdaderas condiciones de vida de las mujeres, ni a llevar a sus obras sus reivindicaciones y su visión del mundo.
A pesar de las imposiciones ideológicas, la resistencia al orden patriarcal dio lugar al feminismo en su doble vertiente de pensamiento y movimiento, con un eco social variable entre los siglos XVIII y XX. Ello no podía dejar de ejercer un impacto sobre la práctica artística.
La intención de la obra es detenerse en aquellas autoras que, a pesar de no haber estado conscientemente unidas y articulado un grupo con el propósito de destacar la experiencia femenina, manifiestan a través de su obra una conciencia y valorización de esta, hasta llegar a la generación de una teoría y una práctica artísticas decididamente feministas en las últimas décadas del siglo XX.