Novela de fantasía épica y ficción histórica. Es el primer tomo de la saga sobre la isla-continente Atlantis.
Sinopsis:
Hace veinticinco milenios, Lámar fue colonizada por seres humanos procedentes de las estrellas. Concluyeron su viaje interestelar aterrizando en la gran isla. Encontraron tribus dispersas que guerreaban unas contra otras. Todas ellas llamaban Mu a la tierra de sus padres y su lucha era por ganarla entera para el predominio de sus respectivos pueblos. Los treinta Elves Lamarianos varones y las treinta hembras que vinieron de tan lejos se hicieron con el poder simplemente mostrando su sabiduría y deseos de paz, si bien no fue menos importante su perenne juventud y belleza.
Los Elves varones y las hembras no emparentaron entre ellos mismos, pero sí con los humanos de las tribus dispersas que habitaban la gran isla, con los nativos de Mu, dando lugar a un único y poderoso pueblo que en adelante fue conocido con el nombre que hasta donde llegaba su memoria colectiva se dieron a sí mismos los lugareños: Muanos (o algo parecido, en su lengua). Los sesenta extraterrestres se dieron un nombre equivalente a lo que sería Lamarianos en nuestra lengua, guardando en secreto el verdadero nombre de su civilización (Elves) y su origen, si bien dejaron este dato por escrito, pero los lugareños nunca aprendieron la lengua de sus señores, menos aún su escritura. En cambio esos seres inmortales dominaron con gran facilidad los distintos dialectos de las tribus de Mu.
Durante siglos ocurrieron muchas cosas… Los ancestros de los Atlantes fueron Muanos transformados genéticamente… Se escaparon de Mu y se establecieron en las antípodas de eses continente-isla, otro semejante situado en el Océano Atlántico, al que denominaron Atlantis.
Con el correr de aún más siglos, los Atlantes medraron sobre manera y vencieron a los Muanos. Después comenzaron a conquistar amplios territorios por el ancho mundo. Unos quinientos años después del inicio de su expansión, se dieron por satisfechos, considerando que habían conquistado las por entonces tierras más prósperas del planeta. Los Atlantes alcanzaron un tremendo poderío científico, económico —por entonces hacía siglos que manejaban monedas, pero su mayor capital siempre fueron las tierras fértiles— y militar. Sus armas destructivas crecían en eficacia y poder, pero ahora empleaban una tecnología basada en los metales, junto con la genética.
la Civilización Atlante era lo suficientemente sabia como para asumir que, con pocas excepciones, las enfermedades tienen origen emocional. Los médicos rurales, como por ejemplo Josobreog, sabían que las enfermedades casi siempre están provocadas por un trauma emocional: curaban ayudando al enfermo a liberarse de sus emociones negativas. También aliviaban las consecuencias de la enfermedad con cuidados paliativos naturales. Josobreog fue el más sabio de los Curanderos de Atlantis. Su relación con los demás lugareños, los Cortesanos y el Emperador de Atlantis, hace once milenios, inaugura la parte central de esta historia…
Sinopsis:
Hace veinticinco milenios, Lámar fue colonizada por seres humanos procedentes de las estrellas. Concluyeron su viaje interestelar aterrizando en la gran isla. Encontraron tribus dispersas que guerreaban unas contra otras. Todas ellas llamaban Mu a la tierra de sus padres y su lucha era por ganarla entera para el predominio de sus respectivos pueblos. Los treinta Elves Lamarianos varones y las treinta hembras que vinieron de tan lejos se hicieron con el poder simplemente mostrando su sabiduría y deseos de paz, si bien no fue menos importante su perenne juventud y belleza.
Los Elves varones y las hembras no emparentaron entre ellos mismos, pero sí con los humanos de las tribus dispersas que habitaban la gran isla, con los nativos de Mu, dando lugar a un único y poderoso pueblo que en adelante fue conocido con el nombre que hasta donde llegaba su memoria colectiva se dieron a sí mismos los lugareños: Muanos (o algo parecido, en su lengua). Los sesenta extraterrestres se dieron un nombre equivalente a lo que sería Lamarianos en nuestra lengua, guardando en secreto el verdadero nombre de su civilización (Elves) y su origen, si bien dejaron este dato por escrito, pero los lugareños nunca aprendieron la lengua de sus señores, menos aún su escritura. En cambio esos seres inmortales dominaron con gran facilidad los distintos dialectos de las tribus de Mu.
Durante siglos ocurrieron muchas cosas… Los ancestros de los Atlantes fueron Muanos transformados genéticamente… Se escaparon de Mu y se establecieron en las antípodas de eses continente-isla, otro semejante situado en el Océano Atlántico, al que denominaron Atlantis.
Con el correr de aún más siglos, los Atlantes medraron sobre manera y vencieron a los Muanos. Después comenzaron a conquistar amplios territorios por el ancho mundo. Unos quinientos años después del inicio de su expansión, se dieron por satisfechos, considerando que habían conquistado las por entonces tierras más prósperas del planeta. Los Atlantes alcanzaron un tremendo poderío científico, económico —por entonces hacía siglos que manejaban monedas, pero su mayor capital siempre fueron las tierras fértiles— y militar. Sus armas destructivas crecían en eficacia y poder, pero ahora empleaban una tecnología basada en los metales, junto con la genética.
la Civilización Atlante era lo suficientemente sabia como para asumir que, con pocas excepciones, las enfermedades tienen origen emocional. Los médicos rurales, como por ejemplo Josobreog, sabían que las enfermedades casi siempre están provocadas por un trauma emocional: curaban ayudando al enfermo a liberarse de sus emociones negativas. También aliviaban las consecuencias de la enfermedad con cuidados paliativos naturales. Josobreog fue el más sabio de los Curanderos de Atlantis. Su relación con los demás lugareños, los Cortesanos y el Emperador de Atlantis, hace once milenios, inaugura la parte central de esta historia…