El sonido se ha instalado intensa y cualitativamente en todos los ámbitos de la vida, siendo actualmente valorado como un renovado material con una enorme disponibilidad plástica. Con las invenciones en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX de los medios audio-mecánicos y electro-acústicos, y los desarrollos en tecnologías audio-numéricas de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, hemos avanzado en su comprensión y aprehensión sensorial, técnica y cultural, convirtiéndose en un medio dúctil y maleable.
Actualmente estamos expuestos en todos los ambientes cotidianos —públicos y privados— a sonidos que emanan desde innumerables dispositivos, y tenemos a la mano y en permanente contacto soportes y medios que lo almacenan, transportan, transforman y proyectan. Como consecuencia de las tecnologías del audio nuestro entorno se ha convertido en un continuo de sonidos, inacabado, denso, permanente y complejo, disolviéndose los límites entre materia, espacio y tiempo reales, y materia, espacio y tiempo diferidos.
Actualmente estamos expuestos en todos los ambientes cotidianos —públicos y privados— a sonidos que emanan desde innumerables dispositivos, y tenemos a la mano y en permanente contacto soportes y medios que lo almacenan, transportan, transforman y proyectan. Como consecuencia de las tecnologías del audio nuestro entorno se ha convertido en un continuo de sonidos, inacabado, denso, permanente y complejo, disolviéndose los límites entre materia, espacio y tiempo reales, y materia, espacio y tiempo diferidos.