En una historia reveladora y secreta, el cantante salsero Luis Enrique comparte los momentos que dieron forma a su vida, originada en las entrañas de Nicaragua en estado de hervor, en un pueblo llamado Somoto del que salió muy joven con rumbo a Estados Unidos con una maleta llena de sueños. Llegó a la urbe estadounidense solo e indocumentado a enfrentarse a una cultura distinta, a una lengua que no conocía y a las penurias de cualquier inmigrante recién llegado.
Indocumentado por años, y ejerciendo trabajos varios, su sueño de ser cantante, se veía muy lejano… casi imposible, ni siquiera existía la posibilidad de llegar a pensar lo logrado hoy en día, con reconocimientos hasta en la Casa Blanca.
Una memoria que hilvana momentos y experiencias de dolor, amor e intensidad extrema nunca antes compartidas, inéditas para quienes hoy lo reconocen como una figura máxima de la música tropical.
Luis Enrique relata cómo experimentó por primera vez el miedo, el sufrimiento, el alejamiento de sus seres queridos, el amor y el desamor y el llegar a la cima gracias a al éxito que alguna vez pareció un espejismo.
Cada golpe, cada herida llevó a Luis Enrique a fortalecer sus ganas de luchar, cada caída cicatrizaba en enseñanzas que se convirtieron en el arma más importante de su lucha. Sus ángeles y demonios quedan a la intemperie en un relato en el que se desnuda con la palabra y se desahoga con el alma. Momentos también salpicados por el éxito, por la risa, por el estado de shock que produce la fama.
Indocumentado por años, y ejerciendo trabajos varios, su sueño de ser cantante, se veía muy lejano… casi imposible, ni siquiera existía la posibilidad de llegar a pensar lo logrado hoy en día, con reconocimientos hasta en la Casa Blanca.
Una memoria que hilvana momentos y experiencias de dolor, amor e intensidad extrema nunca antes compartidas, inéditas para quienes hoy lo reconocen como una figura máxima de la música tropical.
Luis Enrique relata cómo experimentó por primera vez el miedo, el sufrimiento, el alejamiento de sus seres queridos, el amor y el desamor y el llegar a la cima gracias a al éxito que alguna vez pareció un espejismo.
Cada golpe, cada herida llevó a Luis Enrique a fortalecer sus ganas de luchar, cada caída cicatrizaba en enseñanzas que se convirtieron en el arma más importante de su lucha. Sus ángeles y demonios quedan a la intemperie en un relato en el que se desnuda con la palabra y se desahoga con el alma. Momentos también salpicados por el éxito, por la risa, por el estado de shock que produce la fama.