Este ameno diálogo, repleto de anécdotas y referencias a su tiempo, constituye una preciosa fuente de información sobre la literatura y las costumbres de la Antigüedad griega.
Probablemente escrito después del periodo de Cómodo (m. 192 d.C.), El banquete de los eruditos presenta, entre la multitud de participantes, una amalgama de personajes históricos y ficticios. Entre los primeros figuran Galeno y el anfitrión P. Livio Larense –figura de la Roma de fines del siglo II en la que se sitúa el banquete–, y tal vez un tal Pluttarco de Alejandría, probable cumplido a Plutarco de Queronea, que con sus Charlas de sobremesa es uno de los dos modelos esenciales de Ateneo (el otro es El banquete platónico). Pero si Plutarco nos hace imaginar que reproduce conversaciones de varias ocasiones distintas, Ateneo pretende que se trata de un solo banquete, en el que los diversos oradores se suceden en el turno de palabra sobre los más variados asuntos y temas de erudición, al hilo de los debates.
Probablemente escrito después del periodo de Cómodo (m. 192 d.C.), El banquete de los eruditos presenta, entre la multitud de participantes, una amalgama de personajes históricos y ficticios. Entre los primeros figuran Galeno y el anfitrión P. Livio Larense –figura de la Roma de fines del siglo II en la que se sitúa el banquete–, y tal vez un tal Pluttarco de Alejandría, probable cumplido a Plutarco de Queronea, que con sus Charlas de sobremesa es uno de los dos modelos esenciales de Ateneo (el otro es El banquete platónico). Pero si Plutarco nos hace imaginar que reproduce conversaciones de varias ocasiones distintas, Ateneo pretende que se trata de un solo banquete, en el que los diversos oradores se suceden en el turno de palabra sobre los más variados asuntos y temas de erudición, al hilo de los debates.