El otoño ha llegado a Aldea Blanca y las tardes en el río Gorot se vuelven fugaces. Barén y Ciácula disfrutan junto a su pandilla de los últimos días de baño, pero la llegada de unos mercenarios cambiará la rutina del pueblo. Vaselis, Enzo y los demás despiertan las dudas y el miedo de los aldeanos, para colmo, Irineo, un niño de la misma edad que Barén, acaparará la atención de todos gracias a sus acrobacias y a su enorme mastín, Targo. Harto de todos, Barén decide visitar al mago Mongus, pero el lobo de Ismael se cruza en su camino para pedirle ayuda. Embarcado en una nueva aventura junto a Ciácula y Lofo, Barén descubrirá los pozos infinitos... y al terrible Sáizor, el molinero que los custodia.
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