En el verano de 1936, Berlín enfebrece con la celebración de los Juegos Olímpicos. La ciudad muestra de nuevo su rostro más abierto y cosmopolita. Los carteles con «prohibido a los judíos» han desaparecido de las paredes y, en lugar de los himnos nazis, en las calles se escuchan ritmos de swing. Aquél fue un verano de contradicciones: mientras en el estadio olímpico las masas celebraban las hazañas deportivas, a las puertas de la capital se abrían campos de concentración. Oliver Hilmes acompaña a personajes célebres del momento y gente corriente, deportistas, escritores, artistas, travestidos y jerarcas nazis durante aquellos dieciséis días en un apasionante retrato de la ciudad y sus habitantes, decididos a saborear a fondo la existencia mientras el régimen se preparaba para la guerra.
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