A finales del 2013 tomé una decisión que cambiaría mi vida: irme a Israel a vivir solo. A cambiar mi vida. Ahora, solo falta un, ¿por qué? muchos dirán que con diecinueve años no se puede hablar de un largo trayecto de vida, yo digo que sí. Y con tan solo diecinueve años no solo vi que mi país, Uruguay, no podía brindarme un buen futuro sino que al ser así, ya no tenía ganas de estudiar universidad en él. También factores como la mala convivencia en mi casa, la perdida de muchos amigos a base de un viaje que tuvo sus altos y bajos y el sentirme perdido, fueron causas suficientes para que se forme una gran frase en mi cabeza: "no tengo NADA que perder".
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