En una época remota, el rudo campesino Sinforiano no calcula bien su apuesta y pierde su único hijo ante un dudoso y siniestro apostante. La pérdida del hijo sume al matrimonio en la desesperanza.
Pablo, el hijo, cuando crece, ha de ir a vivir a la casa del ganador, un tal Judas, hombre de intenciones oscuras, quien convive con Iscariota, mujer de intenciones aviesas. Ese lugar siniestro se ve iluminado por la presencia de la joven Blancaflor, una muchacha hermosa, bondadosa y con una capacidad de acción muy superior a lo que se le supone por su mera apariencia.
Pablo ha de superar duras pruebas, algunas casi imposibles de llevar a cabo. Pero para salvar su alma de las garras del diablo necesita de la ayuda de Blancaflor, quien se la presta de buena gana, pues conoce las consecuencias mortales para el muchacho si no realiza la más arriesgada prueba. Unidos y casados, logran huir de sus secuestradores. En su viaje, conocen a la joven María, intrépida chica que salva a su familia de la muerte gracias a ardides muy inteligentes.
La maldición de Iscariota pesa sobre Pablo y Blancaflor, que han de separarse para salvar su amor. Orfelia aparece en condiciones inverosímiles, pero bien reales, y a cae rendidamente enamorada del joven, algo aturdido entre el torbellino de acciones que lo arrastran. Un ruiseñor, fiel y cantor, será el encargado de preservar el amor y la fidelidad.
Pablo, el hijo, cuando crece, ha de ir a vivir a la casa del ganador, un tal Judas, hombre de intenciones oscuras, quien convive con Iscariota, mujer de intenciones aviesas. Ese lugar siniestro se ve iluminado por la presencia de la joven Blancaflor, una muchacha hermosa, bondadosa y con una capacidad de acción muy superior a lo que se le supone por su mera apariencia.
Pablo ha de superar duras pruebas, algunas casi imposibles de llevar a cabo. Pero para salvar su alma de las garras del diablo necesita de la ayuda de Blancaflor, quien se la presta de buena gana, pues conoce las consecuencias mortales para el muchacho si no realiza la más arriesgada prueba. Unidos y casados, logran huir de sus secuestradores. En su viaje, conocen a la joven María, intrépida chica que salva a su familia de la muerte gracias a ardides muy inteligentes.
La maldición de Iscariota pesa sobre Pablo y Blancaflor, que han de separarse para salvar su amor. Orfelia aparece en condiciones inverosímiles, pero bien reales, y a cae rendidamente enamorada del joven, algo aturdido entre el torbellino de acciones que lo arrastran. Un ruiseñor, fiel y cantor, será el encargado de preservar el amor y la fidelidad.