Eva Quevedo era publicitaria de profesión y vocación antes de que Lasniñas llegaran a su vida y lo inundaran todo de migas de galleta, manitas pequeñas y besos mojados. Tras el nacimiento de Lapequeña, sólo dos años después del de Lamayor, guardó por un tiempo la agenda en el cajón de la coqueta para dedicarse a otros menesteres, entre los que se encontraban verlas crecer, inventarse canciones, dar voz a peluches y convertir cucharas en avionetas. Durante ese período también tuvo tiempo de gritar, reír, llorar y casi enloquecer en más de una ocasión. Para evitar el ingreso hospitalario decidió dedicar un trocito de su tiempo a escribir, algo que siempre le entusiasmó y que en la actualidad le da la posibilidad de mantener contacto con gente adulta y de su misma estatura.
Y así nació BlogdeMadre, un pequeño sitio donde contar las historias de esta madre, trabajadora, psicóloga, farmacéutica, adivina y acróbata que va todo el día corriendo con la lenguafuera, intentando llegar a tiempo a todos lados, incluso allá donde no se la espera y en ocasiones ni siquiera se la necesita. Cuando el surrealismo de la vida maternal le ataca por los flancos, en lugar de dramatizar y quejarse de la presión del cosmos sobre su cabeza, esta mujer lo vive entre carcajadas y exageraciones, una forma mucho más sana y terapéutica de contar su realidad.
El fenómeno que ha inundado la red de risotadas y vaciado la cabeza de las madres de algún que otro drama.
Y así nació BlogdeMadre, un pequeño sitio donde contar las historias de esta madre, trabajadora, psicóloga, farmacéutica, adivina y acróbata que va todo el día corriendo con la lenguafuera, intentando llegar a tiempo a todos lados, incluso allá donde no se la espera y en ocasiones ni siquiera se la necesita. Cuando el surrealismo de la vida maternal le ataca por los flancos, en lugar de dramatizar y quejarse de la presión del cosmos sobre su cabeza, esta mujer lo vive entre carcajadas y exageraciones, una forma mucho más sana y terapéutica de contar su realidad.
El fenómeno que ha inundado la red de risotadas y vaciado la cabeza de las madres de algún que otro drama.