MELISA En el lugar en que empieza a ser menor el declive de Sierra Nevada y donde la corriente de los rêos va siendo menos impetuosa y violenta, se levanta al pie de una gran montaía roja, Smith”s-Pocket[1]. Contemplado desde el camino rojizo, a travæs de la luz roja del crepösculo y del rojo polvo, sus casas blancas se parecen a cantos de cuarzo desprendidos de aquellos altos peíascos. Seis veces cada dêa pasa la diligencia roja, coronada de pasajeros, vestidos con camisas rojas, saliendo de improviso por los sitios mÞs extraíos, y desapareciendo por completo a unas cien yardas del pueblo. A este brusco recodo del camino dæbese tal vez que el advenimiento de un extranjero a Smith”s-Pocket, vaya generalmente acompaíado de una circunstancia bastante especial. Al apearse del vehêculo, ante el despacho de la diligencia, el viajero, por demÞs confiado, acostumbra salirse del pueblo con la idea de que æste se halla en una direcciïn totalmente opuesta a la verdadera. Cuentan que los mineros de a dos millas de la ciudad, encontraron a uno de estos confiados pasajeros con un saco de noche, un paraguas, un periïdico, y otras pruebas de civilizaciïn y refinamiento, internÞndose por el camino que acababa de pasar en coche, buscando el campamento de Smith”s-Pocket, y apurÞndose en vano para hallarlo. Tal vez encontrarêa alguna compensaciïn a su engaío en el fantÞstico aspecto de aquella Naturaleza singular. Las enormes grietas de la montaía y desmontes de rojiza tierra, mÞs parecidos al caos de un levantamiento primario geolïgico que a la obra del hombre; a media bajada, un largo puente röstico parece extender su estrecho cuerpo y piernas desproporcionadas por encima de un abismo, como el enorme fïsil de algön olvidado antediluviano. De tanto en tanto, fosos mÞs pequeíos cruzan el camino, ocultando en sus sucias profundidades feos arroyos que se deslizan hacia una confluencia clandestina con el gran torrente amarillento que corre mÞs abajo, y acÞ y acullÞ vense las ruinas de una cabaía con la piedra del hogar mirando a los cielos y conservando sïlo intacta la chimenea. El origen del campamento de Smith”s-Pocket se debe al encuentro de una bolsa en su emplazamiento por un cierto Smith. Este individuo sacï de ella cinco mil dïllars, tres mil de los cuales gastaron æl y otros construyendo varias minas y trazando un acueducto. Viose entonces que Smith”s-Pocket no era mÞs que una bolsa, expuesta, como otras bolsas, a vaciarse, pues aunque Smith taladrï las entraías de la gran montaía roja, aquellos cinco mil dïllars fueron el primero y öltimo fruto de su labor. Aquella montaía se mostrï avara de sus dorados secretos y la mina poco a poco fue tragando el resto de la fortuna de Smith. Dedicose entonces æste a la explotaciïn de cuarzo; despuæs a moler este mineral, luego a la hidrÞulica y a abrir zanjas, y finalmente, por grados progresivos, a guardar un establecimiento de bebidas. Luego se cuchicheï que Smith bebêa mucho; pronto se supo que Smith era un borracho habitual, y despuæs la gente, segön acostumbra, pensï que jamÞs habêa sido nada bueno
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.