Bodas de fuego

Bodas de fuego es una historia de amor, desamor, aventuras y ensueños. En ella se narra una historia marcada por la diferencia de clases en una sociedad donde los ilícitos cometidos por la clase privilegiada pasan como algo natural, aun cuando ocurran a plena luz del día. Un grupo privilegiado, portador de todas las beneficencias que da la opulencia, contrasta con la pobreza ancestral de la mayoría de los ciudadanos de Ciudad del Lago, quienes padecen no solo las más espantosas miserias, sino la más abyecta de las exclusiones sociales. En la trama novelesca de esta obra se narra igualmente la imposibilidad de una unión matrimonial desigual, donde la diferencia social tiene una marcada trascendencia en el desarrollo de la trama que, rebasa los límites de la ignominia. La fuerza de los acontecimientos marca el devenir de las familias envueltas en ella y lleva a algunos de sus personajes a un destino fatal, como consecuencia de la incomprensión, de la locura de un padre disociador y excluyente, respecto de su hija, quien se enamora de un hombre cuyas dimensiones sociales no alcanzan a conseguir el despegue natural de la vida sumida en la pobreza material, aunque llena de honra y decoro. En Bodas de fuego se narra la historia de una pasión, de una era y de unas familias separadas por la riqueza y la pobreza, y a la vez por la honra y el deshonor. Envuelto todo en la crónica de unas relaciones humanas, sociales y familiares injustas, a las cuales se impone la tenacidad de Mirna, mujer feminista que abraza la lucha por la igualdad de su género como una filosofía de vida y toma como punto de partida para esa lucha su encanto por Ricardo Flete, como forma de desplazamiento de su estatus y a la vez, como instrumento para llevarla a cabo. Desde la primera mirada a Ricardo se hace visible su amor, despertando la más atrevida de las pasiones humanas. Ricardo Flete, quien queda fascinado desde su primer encuentro con Mirna, no solo sufre por el abismo social que los separa, sino por la partida de esta planificada por el padre sin su consentimiento. Teódulo Sebastián, de familia poderosa, heredero de una gran fortuna marcada por actos reñidos con la moral, derivada de los servicios del padre de este, Simeón Sebastián al tirano que gobernó el país en tiempo pasado, veía en su fortuna un modo de exclusión en un sociedad desigual y discriminatoria, y donde la corrupción en importantes estamentos de poder y de instituciones del Estado constituye una norma ampliamente aceptada por la sociedad que, indiferente ve pasar los más enconados actos de impurezas sin espanto ni asombro. Allí impera igualmente la discriminación expresada desde la jerarquía de la Iglesia y por eso las bodas se celebran en una de sus instalaciones de mayor tradición, la Catedral de Piedras de Ciudad del Lago, un pueblo donde el escarnio fue sustituyendo lentamente la decencia, y que en esta obra se expone con sobrada claridad. Su personaje principal, Mirna Sebastián, encarna la lucha contra una sociedad distorsionada que mantiene como referencia la separación social derivada de la cuantía de los bienes materiales, y en ese trance lucha contra la locura de su padre que se opone ferozmente a sus amores con Ricardo Flete. Sufre los embates de todas las desgracias imaginables; pero a pesar de la imposibilidad de preservar la vida de su amado Ricardo Flete, logra con su persistencia y tesón que impere la justicia. El desequilibrio mental de Teódulo, padre de Mirna Sebastián, lo lleva a cometer un acto atroz (la muerte de Ricardo Flete), pero logra imponer los perfiles de su carácter de mujer feminista para superar una época signada por las injusticias en las relaciones hombre-mujer, y aunque el destino es cruel e inhóspito para Mirna Sebastián, ella se yergue afirmando su voluntad, y con ella también se levantan todas las mujeres del mundo, reclamando equidad y paridad. La muerte inesperada de su amado Ricardo Flete, la lleva a la resignación, pero luego se la hace mas fuerte.