Sarah apoya la búsqueda espirtual budista de Erin y Bangkok le recompensa con intensa lujuria lésbica.
La reputación de Bangkok atrae a muchos hombres deseosos de comprar sexo. Sin embargo, las parejas tailandesas que van por la calle... ¡Un momento! ese "chico" delgaducho de pelo corto esconde pequeños pechos bajo su camiseta. Y su novia va monísima. Podía haber elegido cualquier hombre de bien, pero tiene una bollera de novia.
Bangkok... la ciudad del pecado más exótica del mundo: Con más templos budistas, salones de masajes, bares de chicas y burdeles per cápita que cualquier ciudad de la Tierra, el aeropuerto internacional más ajetreado y el destino más popular para el turismo sexual.
No obstante, muy pocos se dan cuenta de que el infame barrio Pat Pong también alberga grandes espectáculos gays y travestis.
La gente ordinaria aún venera las viejas costumbres y mantienen su cultura viva. Cumplen con sus labores familiares y desean una vida mejor no sólo en la senectud, sino en la otra vida. Además, si a un monje budista le toca una mujer, debe someterse a extenuantes rituales de purificación.
Erin quiere aprender más sobre el auténtico budismo, sin suavizantes para americanos acomodados. Su amante Sarah la lleva a Bangkok, pero sus intereses incluyen las usuales actividades turísticas; y el sexo lésbico interracial. Decide que su viaje espiritual puede esperar hasta su siguiente vida.
Así, evidentemente, en Bangkok, las parejas lesbianas no se esconden en el armario. Es más, las bellas parejas lesbianas tailandesas pasean agarradas de la cintura sin ningún pudor por las calles.
Yéndoles las cosas bien, la curiosidad de una pareja tailandesa sobre las mujeres americanas les hace aceptar la invitación de Erin y Sarah. Así pues, Sarah descubre los placeres del sexo lésbico asíatico con Phet, que significa "Pato", pero es un nombre común en Tailandia.
Pero el tabú del se
La reputación de Bangkok atrae a muchos hombres deseosos de comprar sexo. Sin embargo, las parejas tailandesas que van por la calle... ¡Un momento! ese "chico" delgaducho de pelo corto esconde pequeños pechos bajo su camiseta. Y su novia va monísima. Podía haber elegido cualquier hombre de bien, pero tiene una bollera de novia.
Bangkok... la ciudad del pecado más exótica del mundo: Con más templos budistas, salones de masajes, bares de chicas y burdeles per cápita que cualquier ciudad de la Tierra, el aeropuerto internacional más ajetreado y el destino más popular para el turismo sexual.
No obstante, muy pocos se dan cuenta de que el infame barrio Pat Pong también alberga grandes espectáculos gays y travestis.
La gente ordinaria aún venera las viejas costumbres y mantienen su cultura viva. Cumplen con sus labores familiares y desean una vida mejor no sólo en la senectud, sino en la otra vida. Además, si a un monje budista le toca una mujer, debe someterse a extenuantes rituales de purificación.
Erin quiere aprender más sobre el auténtico budismo, sin suavizantes para americanos acomodados. Su amante Sarah la lleva a Bangkok, pero sus intereses incluyen las usuales actividades turísticas; y el sexo lésbico interracial. Decide que su viaje espiritual puede esperar hasta su siguiente vida.
Así, evidentemente, en Bangkok, las parejas lesbianas no se esconden en el armario. Es más, las bellas parejas lesbianas tailandesas pasean agarradas de la cintura sin ningún pudor por las calles.
Yéndoles las cosas bien, la curiosidad de una pareja tailandesa sobre las mujeres americanas les hace aceptar la invitación de Erin y Sarah. Así pues, Sarah descubre los placeres del sexo lésbico asíatico con Phet, que significa "Pato", pero es un nombre común en Tailandia.
Pero el tabú del se