Brevísimos cuentos de espantos de Vicente Arturo Pichardo es un libro que tiene una doble apuesta: el microrrelato y el género de terror.
Apostar por el género del microrrelato en una sociedad consumidora de novelas es notable, sobre todo porque un libro de microrrelatos exige de su lector un ritmo de lectura acelerado y una rápida comprensión que le permita dar el salto al siguiente texto. De ahí que este género sea uno de los más difíciles de escribir, porque cada relato debe contener tal unidad y tal capacidad de síntesis que logre que el lector lo deguste como si degustara, sorbo a sorbo, un buen vino, hasta acabarse el contenido de la copa.
El que sea de espantos, escrito a caballo entre el humor negro y el terror, le da a la obra la unidad tan buscada en la época posmoderna, que prefiere la unidad temática a las antologías, sobre todo de escritores noveles.
La manera en que Vicente combina la narrativa y demuestra que incluso con géneros todavía más complejos como el epigrama, el diálogo o una receta de cocina puedes contar un breve relato y dejar una impresión en el lector –uno de los fines de la estructura narrativa de los cuentos de Poe- nos manifiesta a un autor que va dejando de ser novel a través de la disciplina, la constancia, el trabajo con la palabras y el talento.
Me observa, El ser de negro, Más que un eclipse, Vendida, La cena, Papel en la cocina, En los tiempos de la tiranía son, entre otros, microrrelatos que ya pueden considerarse parte del legado literario de Vicente a este género tan particular del relato.
Asmara Gay
México, enero de 2012
Apostar por el género del microrrelato en una sociedad consumidora de novelas es notable, sobre todo porque un libro de microrrelatos exige de su lector un ritmo de lectura acelerado y una rápida comprensión que le permita dar el salto al siguiente texto. De ahí que este género sea uno de los más difíciles de escribir, porque cada relato debe contener tal unidad y tal capacidad de síntesis que logre que el lector lo deguste como si degustara, sorbo a sorbo, un buen vino, hasta acabarse el contenido de la copa.
El que sea de espantos, escrito a caballo entre el humor negro y el terror, le da a la obra la unidad tan buscada en la época posmoderna, que prefiere la unidad temática a las antologías, sobre todo de escritores noveles.
La manera en que Vicente combina la narrativa y demuestra que incluso con géneros todavía más complejos como el epigrama, el diálogo o una receta de cocina puedes contar un breve relato y dejar una impresión en el lector –uno de los fines de la estructura narrativa de los cuentos de Poe- nos manifiesta a un autor que va dejando de ser novel a través de la disciplina, la constancia, el trabajo con la palabras y el talento.
Me observa, El ser de negro, Más que un eclipse, Vendida, La cena, Papel en la cocina, En los tiempos de la tiranía son, entre otros, microrrelatos que ya pueden considerarse parte del legado literario de Vicente a este género tan particular del relato.
Asmara Gay
México, enero de 2012