Todos tenemos unos días buenos y otros no tan buenos en el trabajo. Algunos días nos sentimos invencibles. La gente nos presta atención, las reuniones van como un tiro, y no paras de tener ideas brillantes. Otros días producen la sensación de que estás caminando por la arena: no avanzas. No acabas nada de lo que empiezas, y cuando la impresora se atasca "por enésima vez" quieres dimitir. ¿No sería fantástico si todos los días el viento soplara a tu favor? ¿Si saltaras de la cama dispuesto a comerte el mundo? Tú puedes destacar, crear tus propias reglas y conseguir que las cosas cambien. Tú puedes ser un poco más Elvis. Puedes disfrutar cada minuto. El único límite eres tú mismo: tu energía, tus creencias, tu perspectiva.
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.