Silvia tiene como mascota a un pequeño hámster juguetón y divertido con el que se lo pasa muy bien. Un día deja de comer y de jugar y al cabo de unos días, muere. Ella se siente muy triste y quiere saber dónde se ha ido Bruno después de morir. Cuando llega a la clase todos hablaran de las mascotas que se les han muerto y la maestra decide que cada uno se imagine y dibuje el paraíso de los hámsters donde estará Bruno.
Este cuento puede servir para hablar de la muerte con los niños, responder a sus preguntas y hacerles ver que la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda, un proceso para los que todos debemos estar preparados. Es importante comprender la tristeza que genera la muerte de un ser querido, respetar el proceso de duelo y ayudar a los niños a hacer frente a las pérdidas.
Este cuento puede servir para hablar de la muerte con los niños, responder a sus preguntas y hacerles ver que la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda, un proceso para los que todos debemos estar preparados. Es importante comprender la tristeza que genera la muerte de un ser querido, respetar el proceso de duelo y ayudar a los niños a hacer frente a las pérdidas.