Era de noche cuando Augusto y Popi salían del Club Regatas luego de cenar, sin darse cuenta, el tiempo en amena charla había volado. Llegaron al estacionamiento y estaba vacío, solamente se divisaba un carro a los lejos, era el suyo. Ambos se miraron y aceleraron el paso en esa noche oscura pero calma cuando de pronto, justo cuando Augusto abría la puerta del auto una música fuerte no se sabe de donde los abrigaba, sorprediéndolos.
–Es el can-can–, pensó Augusto, sintió como esa letra empezó a calar dentro de él y lo transportó a recuerdos vividos con Paloma, su entrañable amiga de la infancia, una sonrisa dibujaba su rostro al recordar como eran cómplices con esa letra inventada con lisuras que tanto los hacía reír.
Mientras sus pensamientos iban del pasado al presente recordó que su amiga de siempre había partido la noche anterior, sin lugar a dudas se había despedido de ellos amilanando su dolor con su presencia en aquella canción, alegrándoles los corazones.
Mudanza y dolor es uno de sus poemas que deja huella y hacen que el lector comprenda la magnitud de un sentimiento que no muere, como no mueren las palabras sentidas que quedan imperecederas sellando un recuerdo.
Este poemario con pasajes de su vida y sentimientos, escritos de manera sublime, hace que subamos a lo más alto del cielo codeándonos con el amor y el deseo, el aprendizaje, lecciones de vida, o que cabalguemos al sótano más frío donde el desamor, la tristeza, la soledad nos hará recordarnos que somos tan pequeños, frágiles como la madera que estamos hechos, como la cítara que es su vida.
Como del alma nos muestra la vida después de la muerte. Quebrantos nos habla de odios que deben ser olvidados porque al hacerlo nos liberamos. Humo de vida nos hace herederos de nuestra propia sombra que es nuestro andar de día para llegar a nuestro destino que es la noche.
Cuando conocí al autor de este poemario y a su esposa me hicieron sentir esa magía cómplice que es el amor reflejados en tres de sus poemas.
De esta manera el autor en el transcurrir de este poemario nos sorprende con su análisis acertado, con una manera de enfocar lo vivido que cala en el lector cuando nos lleva en ese viaje imaginario de ensueño a través de la palabra juguetona y certera en una manera muy suya de hacer prosa, diferente pero valiosa, con el mensaje afilado y decidido sin temor y disfraces.
Confusión, Sarapampa, El tiempo se santigua nos detallan momentos que jamás pasarán porque han quedado gravados en el alma como mudos testigos de algún pasaje que se metió en el tintero y hoy sale a la luz.
Encontramos poemas que nos hablan de amor y dolor, de desdicha, de desamor como Juventud maldito tesoro, título que tiene una razón de ser, un joven se entrega a la pasión, al amor sin fronteras y sin medidas, caminando desnudo en ese abismo de lo desconocido pero excitante como la pasión desbordada para terminar envolviéndose en la indiferencia de su amada, quien lo rechaza por su juventud en el umbral del regocijo. Mi última oportunidad, se entrelaza con lo vivido para pedir por su alma herida. En donde estuvo mi error, Cuestionando, y Beduina nos acercan más y más a esa pérdida inalcanzable del abandono y la añoranza.
Caretas propias y prestadas nos muestra con ironía la doble cara de las gentes.
Sólo, Los hermanitos gemelos, Sí Señor, Notas borrachas, Fácil no es decidir están dedicados a entrañables amigos que han dejado huella en el poeta haciéndonos partícipes de la entrega.
Descubrimos poemas en coqueto encuentro, Imágenes y Nubes sin dueño, haciendo que la imaginación desborde los sentidos.
Así en ese hablar que entre líneas deja claros mensajes, repitiendo palabras para acentuar los significados y darle énfasis a lo dicho trascurren, Modulando lo imposible, Soñé, Indiferencia, Pobre Facundo, Pariendo camino y Golpe certero.
Un final que enmudece y palidece es Polvo Marino, donde la imaginación llega al final de la vida y predice lo que será
–Es el can-can–, pensó Augusto, sintió como esa letra empezó a calar dentro de él y lo transportó a recuerdos vividos con Paloma, su entrañable amiga de la infancia, una sonrisa dibujaba su rostro al recordar como eran cómplices con esa letra inventada con lisuras que tanto los hacía reír.
Mientras sus pensamientos iban del pasado al presente recordó que su amiga de siempre había partido la noche anterior, sin lugar a dudas se había despedido de ellos amilanando su dolor con su presencia en aquella canción, alegrándoles los corazones.
Mudanza y dolor es uno de sus poemas que deja huella y hacen que el lector comprenda la magnitud de un sentimiento que no muere, como no mueren las palabras sentidas que quedan imperecederas sellando un recuerdo.
Este poemario con pasajes de su vida y sentimientos, escritos de manera sublime, hace que subamos a lo más alto del cielo codeándonos con el amor y el deseo, el aprendizaje, lecciones de vida, o que cabalguemos al sótano más frío donde el desamor, la tristeza, la soledad nos hará recordarnos que somos tan pequeños, frágiles como la madera que estamos hechos, como la cítara que es su vida.
Como del alma nos muestra la vida después de la muerte. Quebrantos nos habla de odios que deben ser olvidados porque al hacerlo nos liberamos. Humo de vida nos hace herederos de nuestra propia sombra que es nuestro andar de día para llegar a nuestro destino que es la noche.
Cuando conocí al autor de este poemario y a su esposa me hicieron sentir esa magía cómplice que es el amor reflejados en tres de sus poemas.
De esta manera el autor en el transcurrir de este poemario nos sorprende con su análisis acertado, con una manera de enfocar lo vivido que cala en el lector cuando nos lleva en ese viaje imaginario de ensueño a través de la palabra juguetona y certera en una manera muy suya de hacer prosa, diferente pero valiosa, con el mensaje afilado y decidido sin temor y disfraces.
Confusión, Sarapampa, El tiempo se santigua nos detallan momentos que jamás pasarán porque han quedado gravados en el alma como mudos testigos de algún pasaje que se metió en el tintero y hoy sale a la luz.
Encontramos poemas que nos hablan de amor y dolor, de desdicha, de desamor como Juventud maldito tesoro, título que tiene una razón de ser, un joven se entrega a la pasión, al amor sin fronteras y sin medidas, caminando desnudo en ese abismo de lo desconocido pero excitante como la pasión desbordada para terminar envolviéndose en la indiferencia de su amada, quien lo rechaza por su juventud en el umbral del regocijo. Mi última oportunidad, se entrelaza con lo vivido para pedir por su alma herida. En donde estuvo mi error, Cuestionando, y Beduina nos acercan más y más a esa pérdida inalcanzable del abandono y la añoranza.
Caretas propias y prestadas nos muestra con ironía la doble cara de las gentes.
Sólo, Los hermanitos gemelos, Sí Señor, Notas borrachas, Fácil no es decidir están dedicados a entrañables amigos que han dejado huella en el poeta haciéndonos partícipes de la entrega.
Descubrimos poemas en coqueto encuentro, Imágenes y Nubes sin dueño, haciendo que la imaginación desborde los sentidos.
Así en ese hablar que entre líneas deja claros mensajes, repitiendo palabras para acentuar los significados y darle énfasis a lo dicho trascurren, Modulando lo imposible, Soñé, Indiferencia, Pobre Facundo, Pariendo camino y Golpe certero.
Un final que enmudece y palidece es Polvo Marino, donde la imaginación llega al final de la vida y predice lo que será
