Kela y Dersea son hermanas gemelas y, por lo tanto, están condenadas a compartir un mismo destino bajo las férreas tradiciones de Kios. Al menos hasta que los caprichos de unos dioses sanguinarios y casi olvidados les brinden la oportunidad de ser las piezas clave en un juego que trastocará los cimientos de su civilización y despertará a fuerzas largo tiempo adormecidas.
Espada y brujería en clave pulp. Eso, ni más ni menos, es lo que encontrarás en estas páginas: aventuras y luchas cruentas en un mundo que no es más que un reflejo distorsionado del nuestro, uno en el que las afrentas todavía pueden solventarse a golpe de espada si se tiene un corazón osado.
Siguiendo inconscientemente la pista de Michael Moorcock y Robert E. Howard, Juan Ángel Laguna Edroso teje el trágico destino de una familia marcada por la muerte en una polis en la que ésta es el eje de las vidas. Con un telón de fondo de drakkars, sectas de guerreros, oscuras conspiraciones y siniestras nigromancias, nos narra la epopeya que pondrá en pie de guerra a un pueblo forjado para el acero permitiendo el resurgir de los antiguos dioses.
Bajo una tormenta eterna incapaz de borrar la vergüenza y el dolor inscritos en sangre, los ciudadanos de Kios arrostran su destino.
Espada y brujería en clave pulp. Eso, ni más ni menos, es lo que encontrarás en estas páginas: aventuras y luchas cruentas en un mundo que no es más que un reflejo distorsionado del nuestro, uno en el que las afrentas todavía pueden solventarse a golpe de espada si se tiene un corazón osado.
Siguiendo inconscientemente la pista de Michael Moorcock y Robert E. Howard, Juan Ángel Laguna Edroso teje el trágico destino de una familia marcada por la muerte en una polis en la que ésta es el eje de las vidas. Con un telón de fondo de drakkars, sectas de guerreros, oscuras conspiraciones y siniestras nigromancias, nos narra la epopeya que pondrá en pie de guerra a un pueblo forjado para el acero permitiendo el resurgir de los antiguos dioses.
Bajo una tormenta eterna incapaz de borrar la vergüenza y el dolor inscritos en sangre, los ciudadanos de Kios arrostran su destino.