Veinte años después de publicarse el libro Educar para ser, Rebeca Wild expone su innovador enfoque pedagógico desde una perspectiva enriquecida por las experiencias y los estudios que ha desarrollado desde entonces. La pedagogía de Wild se basa en el respeto por la individualidad y el plan interno de desarrollo de los niños y adolescentes y tiene como finalidad una especie de "autopoiesis", facilitarles un entorno apropiado para educarse a sí mismos.
Este concepto ha sido creado y desarrollado durante largos años de trabajo y práctica diaria en el Pesta, la escuela que Rebeca Wild y su marido fundaron en Ecuador en 1977, y que entretanto ha despertado un enorme interés en el mundo entero. Hoy en día, la primera generación de niños educados en el Pesta ya ha llegado a la adultez y es el ejemplo más elocuente del gran éxito de este original proyecto de educación activa.
Este último consiste en ofrecer a los niños y adolescentes un ambiente en el cual puedan desarrollar sus propias actividades, que les permita moverse con libertad y escoger entre una gran cantidad de materiales, guiados por sus necesidades interiores en sus respectivas etapas de maduración, y en intercambio con su entorno. Se forman con más facilidad, más dedicación t seguramente con más alegría; asimilan que han de tener iniciativa y tomar decisiones, aunque conduzcan a errores; en definitiva, aprenden a asumir responsabilidades y también dificultades confiando en sí mismo.
Rebeca Wild sitúa su enfoque en un contexto teórico que hace referencia a autores como Montessori, Piaget, Ditfurth, Illich, Freinet, de Waal, Neil y Maturana. Esta cimentación científica ilustra las bases de su propio concepto pedagógico, que contribuye a un cambio de conciencia en el trato con niños al abogar por una educación que les permite evolucionar en correspondencia con su verdadera naturaleza humana y experimentar lo que la autora conviene a llamar "Calidad de vida".
Este concepto ha sido creado y desarrollado durante largos años de trabajo y práctica diaria en el Pesta, la escuela que Rebeca Wild y su marido fundaron en Ecuador en 1977, y que entretanto ha despertado un enorme interés en el mundo entero. Hoy en día, la primera generación de niños educados en el Pesta ya ha llegado a la adultez y es el ejemplo más elocuente del gran éxito de este original proyecto de educación activa.
Este último consiste en ofrecer a los niños y adolescentes un ambiente en el cual puedan desarrollar sus propias actividades, que les permita moverse con libertad y escoger entre una gran cantidad de materiales, guiados por sus necesidades interiores en sus respectivas etapas de maduración, y en intercambio con su entorno. Se forman con más facilidad, más dedicación t seguramente con más alegría; asimilan que han de tener iniciativa y tomar decisiones, aunque conduzcan a errores; en definitiva, aprenden a asumir responsabilidades y también dificultades confiando en sí mismo.
Rebeca Wild sitúa su enfoque en un contexto teórico que hace referencia a autores como Montessori, Piaget, Ditfurth, Illich, Freinet, de Waal, Neil y Maturana. Esta cimentación científica ilustra las bases de su propio concepto pedagógico, que contribuye a un cambio de conciencia en el trato con niños al abogar por una educación que les permite evolucionar en correspondencia con su verdadera naturaleza humana y experimentar lo que la autora conviene a llamar "Calidad de vida".