El libro trata del Cardenal Borja y del retrato que le hizo Velázquez. Describe las copias existentes que han sido descartadas como posibles retratos originales y presenta el retrato existente en Madrid, perteneciente a una colección privada, que es probable que se trate del retrato original que pintó Velázquez. El análisis de pigmentos y la radiografía del retrato ya lo sitúan en el siglo XVII y en la escuela de Madrid.
El Cardenal Borja, descendiente de los Borgia, tuvo una influencia decisiva en diversos episodios políticos del siglo XVII. Fue Embajador de España, Protector de las Iglesias de España, Virrey de Nápoles, Obispo de Albano, Arzobispo de Sevilla, Arzobispo de Toledo, Presidente del Consejo Supremo de Aragón, e incluso fue co-gobernador del país junto con la Reina Isabel de Borbón en un periodo en que el Rey Felipe IV hubo de ausentarse de la Corte.
El retrato no estudiado de Madrid muestra al Cardenal con una expresión resuelta que trasmite un carácter enérgico y una personalidad acentuada que concuerdan con la categoría del personaje. Su mirada es espejo de voluntad resuelta y de claridad de ideas. El retratista, presumiblemente Velázquez, capta el espíritu del Cardenal como si le hiciera una instantánea.
Por el contrario, la expresión del Cardenal en las otras versiones del retrato recogen una expresión del personaje que no concuerda con su perfil histórico.
El Cardenal Borja, descendiente de los Borgia, tuvo una influencia decisiva en diversos episodios políticos del siglo XVII. Fue Embajador de España, Protector de las Iglesias de España, Virrey de Nápoles, Obispo de Albano, Arzobispo de Sevilla, Arzobispo de Toledo, Presidente del Consejo Supremo de Aragón, e incluso fue co-gobernador del país junto con la Reina Isabel de Borbón en un periodo en que el Rey Felipe IV hubo de ausentarse de la Corte.
El retrato no estudiado de Madrid muestra al Cardenal con una expresión resuelta que trasmite un carácter enérgico y una personalidad acentuada que concuerdan con la categoría del personaje. Su mirada es espejo de voluntad resuelta y de claridad de ideas. El retratista, presumiblemente Velázquez, capta el espíritu del Cardenal como si le hiciera una instantánea.
Por el contrario, la expresión del Cardenal en las otras versiones del retrato recogen una expresión del personaje que no concuerda con su perfil histórico.