Nacido, criado y educado en Flandes, Carlos V se convertiría a los quince años de edad en el primer rey de Castilla, Aragón y Navarra. He ahí una de las muchas contradicciones que envuelven a la figura de uno de los monarcas más relevantes de la historia de España y Europa. Hijo de Juana I de Castilla, a la que tendría décadas encerrada en Tordesillas, y nieto de Maximiliano de Habsburgo, de quien heredaría el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, luchó incansablemente por dotar de cohesión los vastos territorios de su dominio, librándolos de los principios feudales de la Edad Media, y buscando que imperara en ellos una unidad religiosa, lo que le enfrentó a franceses, otomanos y luteranos.
Un rey, un emperador, cuyo recuerdo viene condicionado por la imagen que nos sobrevive, la del semblante melancólico y la mirada triste que domina las obras de Tiziano. Luis Suárez, miembro de la Academia de la Historia y Premio Nacional de Historia, nos acerca a la historia de un hombre complejo, valeroso y pertinaz, cuyo reinado condujo a España, Europa y gran parte de América hacia la Edad Moderna.
Un rey, un emperador, cuyo recuerdo viene condicionado por la imagen que nos sobrevive, la del semblante melancólico y la mirada triste que domina las obras de Tiziano. Luis Suárez, miembro de la Academia de la Historia y Premio Nacional de Historia, nos acerca a la historia de un hombre complejo, valeroso y pertinaz, cuyo reinado condujo a España, Europa y gran parte de América hacia la Edad Moderna.