El término islamofobia , ahora tan generalizado, pretende denunciar el odio que algunas personas sienten hacia los musulmanes, pero esta designación no solo es imprecisa sino que resulta peligrosa, al ocultar un racismo cuya expresión, lejos de limitarse a los espacios privados, se ha transformado en un discurso que irriga los medios de comunicación y se expande por las redes sociales. Esta carta escrita por Charb, el director de Charlie Hebdo, poco antes del atentado terrorista en el que perdió la vida, está dirigida a quienes piensan que la crítica de las religiones es la expresión de un racismo, a quienes consideran que es posible reírse de todo menos de lo que para ellos es sagrado, a quienes creen que el humor es tan incompatible con el Islam que ante la caricaturización del profeta Mahoma reaccionan castigando a los “blasfemos” para asegurar así su entrada al paraíso. He aquí una apología a la libertad de ideas, un llamado a la racionalidad y un esfuerzo por detener el avance del odio y del racismo.
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