Las Cartas de relación escritas por Hernán Cortés, fueron dirigidas al emperador Carlos V. En estas cartas, Cortés describe su viaje a México, su llegada a Tenochtitlán, capital del imperio azteca, y algunos de los eventos que resultarían en la conquista de México.
Hernán Cortés era de linaje noble y estudió durante algún tiempo latín, gramática y leyes en la Universidad de Salamanca, aunque sin graduarse, obtuvo los conocimientos y habilidades necesarias de buen escritor, sus cartas tienen verdadero valor literario e histórico, pues las descripciones en ellas plasmadas figuran en primer término de las crónicas de la conquista del Imperio Azteca.
Así como otros españoles que describieron la gran ciudad de Tenochtitlán, Cortés describe éste lugar con un tono de asombro y de maravilla: La ubicación de la ciudad en medio de un lago rodeado de montañas, la arquitectura espléndida, y evidentemente la riqueza material.
Después de las expediciones de Francisco Hernández de Córdoba, y Juan de Grijalva a las costas de Yucatán y litoral del Golfo de México, el gobernador de la isla Fernandina (Cuba), Diego Velázquez de Cuéllar pensó que podría beneficiarse, ya que los últimos reportes de los expedicionarios indicaban riquezas en estos territorios.
Sus objetivos personales eran lograr independizarse del ámbito jurídico patrimonialista que le unía al Almirante Diego Colón y Moniz Perestrello, virrey gobernador de La Española mediante la obtención de títulos legítimos que lo nombraran «Adelantado» de estas nuevas tierras no conocidas por los españoles, pero para ello debería de poblar y mantener presencia permanente en los nuevos territorios. En la segunda expedición (la de Grijalva) ya apuntaba este objetivo pues había enviado al capellán Juan Díaz, sin obtener el éxito deseado, era urgente el envío de la tercera expedición.
Para Velázquez el principal problema consistía en encontrar la persona adecuada para el mando de esta tercera expedición.8 El contador Amador de Lares y el secretario Andrés de Duero le sugirieron a Hernán Cortés, con quien firma las capitulaciones el 23 de octubre de 1518. La redacción de estas capitulaciones la hizo Andrés de Duero y ambas partes se mostraron de acuerdo... Pero Hernán Cortés vio la ocasión de incumplirlas a través de las distintas interpretaciones que podían darse de determinados aspectos.
El financiamiento de la expedición era compartido entre Velázquez (3 navíos) y Cortés (7 navíos), es decir se trataba de una expedición privada, organizada por dos socios y bajo la inspección de oficiales reales, pues deberían de acompañar al grupo un tesorero y un «veedor». Velázquez había conseguido el título de lugarteniente (sin poder romper el vínculo con el almirante Diego Colón y Moniz Perestrello) y Cortés era el Capitán General, delegado de Velázquez. Este hecho hacía que Cortés pudiese perder su autoridad subdelegada en cualquier momento, ya fuera por orden de la Corona, el almirante Colón o Velázquez, ante este temor, Cortés planeó crearse otra jurisdicción que le desvinculase del gobernador de la isla y socio en la expedición.
Cortés zarpó de la ciudad de Santiago el 18 de noviembre de 1518 para organizarse y abastecerse en el extremo occidental de la isla Fernandina, Velázquez sospechaba de los planes de Cortés e intentó cancelar la expedición, pero anticipándose la excursión partió de las costas cubanas el 10 de febrero de 1519, 9 barcos zarparon por la banda sur y 2 barcos por la banda norte de las inmediaciones de La Habana (ubicación antigua) y del puerto de la Trinidad. La cartografía de la zona todavía no era completamente conocida, en la lectura de las cartas puede observarse como Cortés creía que los territorios de la península de Yucatán eran una isla.
Hernán Cortés era de linaje noble y estudió durante algún tiempo latín, gramática y leyes en la Universidad de Salamanca, aunque sin graduarse, obtuvo los conocimientos y habilidades necesarias de buen escritor, sus cartas tienen verdadero valor literario e histórico, pues las descripciones en ellas plasmadas figuran en primer término de las crónicas de la conquista del Imperio Azteca.
Así como otros españoles que describieron la gran ciudad de Tenochtitlán, Cortés describe éste lugar con un tono de asombro y de maravilla: La ubicación de la ciudad en medio de un lago rodeado de montañas, la arquitectura espléndida, y evidentemente la riqueza material.
Después de las expediciones de Francisco Hernández de Córdoba, y Juan de Grijalva a las costas de Yucatán y litoral del Golfo de México, el gobernador de la isla Fernandina (Cuba), Diego Velázquez de Cuéllar pensó que podría beneficiarse, ya que los últimos reportes de los expedicionarios indicaban riquezas en estos territorios.
Sus objetivos personales eran lograr independizarse del ámbito jurídico patrimonialista que le unía al Almirante Diego Colón y Moniz Perestrello, virrey gobernador de La Española mediante la obtención de títulos legítimos que lo nombraran «Adelantado» de estas nuevas tierras no conocidas por los españoles, pero para ello debería de poblar y mantener presencia permanente en los nuevos territorios. En la segunda expedición (la de Grijalva) ya apuntaba este objetivo pues había enviado al capellán Juan Díaz, sin obtener el éxito deseado, era urgente el envío de la tercera expedición.
Para Velázquez el principal problema consistía en encontrar la persona adecuada para el mando de esta tercera expedición.8 El contador Amador de Lares y el secretario Andrés de Duero le sugirieron a Hernán Cortés, con quien firma las capitulaciones el 23 de octubre de 1518. La redacción de estas capitulaciones la hizo Andrés de Duero y ambas partes se mostraron de acuerdo... Pero Hernán Cortés vio la ocasión de incumplirlas a través de las distintas interpretaciones que podían darse de determinados aspectos.
El financiamiento de la expedición era compartido entre Velázquez (3 navíos) y Cortés (7 navíos), es decir se trataba de una expedición privada, organizada por dos socios y bajo la inspección de oficiales reales, pues deberían de acompañar al grupo un tesorero y un «veedor». Velázquez había conseguido el título de lugarteniente (sin poder romper el vínculo con el almirante Diego Colón y Moniz Perestrello) y Cortés era el Capitán General, delegado de Velázquez. Este hecho hacía que Cortés pudiese perder su autoridad subdelegada en cualquier momento, ya fuera por orden de la Corona, el almirante Colón o Velázquez, ante este temor, Cortés planeó crearse otra jurisdicción que le desvinculase del gobernador de la isla y socio en la expedición.
Cortés zarpó de la ciudad de Santiago el 18 de noviembre de 1518 para organizarse y abastecerse en el extremo occidental de la isla Fernandina, Velázquez sospechaba de los planes de Cortés e intentó cancelar la expedición, pero anticipándose la excursión partió de las costas cubanas el 10 de febrero de 1519, 9 barcos zarparon por la banda sur y 2 barcos por la banda norte de las inmediaciones de La Habana (ubicación antigua) y del puerto de la Trinidad. La cartografía de la zona todavía no era completamente conocida, en la lectura de las cartas puede observarse como Cortés creía que los territorios de la península de Yucatán eran una isla.