Con el particular estilo, ágil y fresco, de José Ángel Mañas, "Caso Ordallaba" nos introduce en un Madrid actual donde dos inspectores de policía, Pacheco y Duarte, investigan la muerte de un productor cinematográfico, que ha sido, además, violentamente emasculado. Sus pesquisas les llevarán a través de los ambientes más sórdidos, y también más elegantes, de una ciudad en ebullición que queda retratada con especial viveza en estas páginas.
Suele decirse que, en las grandes novelas negras, el protagonista no es el detective, o el policía, ni siquiera la victima, sino que el gran protagonista es la ciudad. Así ocurre en "Caso Ordallaba", donde una gran ciudad, Madrid en este caso (pero podría ser también Barcelona, Sevilla, Santander…), nos es presentada, a través de sus diversos ambientes, de su jerga delincuencial, de sus expresiones y tipos cotidianos, sin el menor disimulo o corrección política, con toda la crudeza y a la vez el desparpajo de los que es capaz un autor comprometido desde el principio con la realidad de su tiempo.
Suele decirse que, en las grandes novelas negras, el protagonista no es el detective, o el policía, ni siquiera la victima, sino que el gran protagonista es la ciudad. Así ocurre en "Caso Ordallaba", donde una gran ciudad, Madrid en este caso (pero podría ser también Barcelona, Sevilla, Santander…), nos es presentada, a través de sus diversos ambientes, de su jerga delincuencial, de sus expresiones y tipos cotidianos, sin el menor disimulo o corrección política, con toda la crudeza y a la vez el desparpajo de los que es capaz un autor comprometido desde el principio con la realidad de su tiempo.