Con Cine y Pediatría 3 se presenta una nueva trilogía en el cine.
Precisamente del ingenio de un escritor de Manhattan de origen italiano nació una de las trilogías más famosas
del séptimo arte: El Padrino. Y también a él se le atribuye esta frase: “La amistad lo es todo. La amistad vale más
que el talento. Vale más que el gobierno. La amistad vale casi tanto como la familia”.
No es casualidad que la dedicatoria de este libro sea en honor a la amistad y a mis amigos. Tres de ellos prologan
este libro y muchos más me acompañan en este proyecto editorial. Porque la familia y los amigos se constituyen así
en la mejor compañía para este camino que es la vida, y la frase final de la película Mary and Max nos lo recuerda:
“Dios nos dio familiares… Gracias a Dios que podemos elegir nuestros amigos”.
Sean las palabras que Terrence Malick puso en El árbol de la vida para dar colofón a esta dedicatoria
a la amistad y a los amigos:
“Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse
cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,
mas otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases
de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol
caracteriza uno de nuestros
amigos. El primero que nace
del brote es nuestro amigo
papá y nuestra amiga mamá,
que nos muestra lo que es
la vida. Después vienen
los amigos hermanos, con
quienes dividimos nuestro
espacio para que puedan
florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda
la familia de hojas a quienes
respetamos y deseamos el bien. Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no
estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y
entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros
pies. Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos
acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca. Hablando de cerca,
no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla
siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas
nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices
es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de
momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre…
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre
deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se
llevaran mucho, pero no habrá de los que no nos dejaran nada. Esta
es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente
de que Dos almas no se encuentran por casualidad.”
Precisamente del ingenio de un escritor de Manhattan de origen italiano nació una de las trilogías más famosas
del séptimo arte: El Padrino. Y también a él se le atribuye esta frase: “La amistad lo es todo. La amistad vale más
que el talento. Vale más que el gobierno. La amistad vale casi tanto como la familia”.
No es casualidad que la dedicatoria de este libro sea en honor a la amistad y a mis amigos. Tres de ellos prologan
este libro y muchos más me acompañan en este proyecto editorial. Porque la familia y los amigos se constituyen así
en la mejor compañía para este camino que es la vida, y la frase final de la película Mary and Max nos lo recuerda:
“Dios nos dio familiares… Gracias a Dios que podemos elegir nuestros amigos”.
Sean las palabras que Terrence Malick puso en El árbol de la vida para dar colofón a esta dedicatoria
a la amistad y a los amigos:
“Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse
cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,
mas otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases
de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol
caracteriza uno de nuestros
amigos. El primero que nace
del brote es nuestro amigo
papá y nuestra amiga mamá,
que nos muestra lo que es
la vida. Después vienen
los amigos hermanos, con
quienes dividimos nuestro
espacio para que puedan
florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda
la familia de hojas a quienes
respetamos y deseamos el bien. Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no
estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y
entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros
pies. Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos
acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca. Hablando de cerca,
no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla
siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas
nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices
es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de
momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre…
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre
deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se
llevaran mucho, pero no habrá de los que no nos dejaran nada. Esta
es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente
de que Dos almas no se encuentran por casualidad.”