Sirviéndose del leitmotiv de «dar de comer al hambriento», y apoyando su reflexión en textos bíblicos, anécdotas de santos, citas de autores y ejemplos extraídos de la actualidad, Fernando Cordero profundiza en esta obra de misericordia, que va mucho más allá del mero reparto del alimento, ya que la espiritualidad de las obras de misericordia ?dice?, no es solo una cuestión de hacer, sino de ser «misericordiosos como el Padre». El reto es convertirnos nosotros mismos en ese pan que quite el hambre y que, además, abra las posibilidades de una respuesta espiritual a la sed existencial que anida en el corazón de cada persona.
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