Hay un uso autónomo de la razón que ha llegado a su fin. No porque cierta interpretación de Heidegger sea correcta: el “no fundamento” que ha dado lugar a los escepticismos posmodernos; no porque no haya problemas filosóficos; no porque se hayan acabado los grandes relatos; no porque la metafísica sea racionalmente imposible; no porque la razón haya entrado en crisis.
Santo Tomás distinguió entre los argumentos que concluían a partir de premisas reveladas y los que no: a los primeros los llamó Teología o Sacra Doctrina y a los segundos argumentos de razón. Pero la filosofía no era como la consideramos hoy.
Un libro como la Suma contra gentiles, de Santo Tomás, nos ofrece una gran oportunidad para re-encontrar la razón y ofrecérsela a todo el mundo. Está escrito desde su corazón judeocristiano aunque aún se discuta por qué y para quiénes lo escribió. Por suerte, no es nada clasificable en los parámetros de hoy y nos permitirá plantear un diálogo de la razón consigo misma, para que ella se re-descubra nuevamente.
Santo Tomás distinguió entre los argumentos que concluían a partir de premisas reveladas y los que no: a los primeros los llamó Teología o Sacra Doctrina y a los segundos argumentos de razón. Pero la filosofía no era como la consideramos hoy.
Un libro como la Suma contra gentiles, de Santo Tomás, nos ofrece una gran oportunidad para re-encontrar la razón y ofrecérsela a todo el mundo. Está escrito desde su corazón judeocristiano aunque aún se discuta por qué y para quiénes lo escribió. Por suerte, no es nada clasificable en los parámetros de hoy y nos permitirá plantear un diálogo de la razón consigo misma, para que ella se re-descubra nuevamente.