No existen las razas peligrosas, tontas o desobedientes; existen los dueños que no educan a sus perros. A partir de esta premisa, dos destacados adiestradores enseñan cómo hacer que nuestro perro haga lo que esperamos de él: que no se abalance sobre nuestros invitados, que no ladre cuando deseamos descansar, que no se aleje de nuestro lado en la calle, que no ensucie, que no muerda y que sepa divertirse de forma segura con nuestros hijos. Con un lenguaje sencillo y fotos que grafican los ejercicios propuestos, los autores nos llevan de la mano en un recorrido que culminará del modo más hermoso para un ser humano y su animal: logrando que ambos hablen el mismo idioma.
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