Un aroma limpio y peligroso flotó hasta mi nariz, haciendo que se desarrollase un hambre pura y húmeda. Un placer acalorado se extendió desde mi pelvis, y un sonrojo febril viajó por mi útero mientras juntaba más las rodillas. Aparté la mirada. «Es sólo un hombre, Chloe. No lo olvides».
Jake hizo sobresalir los labios mientras seguía con la mirada mis muslos y caderas. Le brillaban los ojos a pesar de su aspecto descuidado. Su mirada encontró la mía.
—Puedo explicarlo.
Abrí la boca para protestar, pero antes de que pudiera hablar Jake dio un paso adelante y me atrajo hacia sí.
La vergüenza y un deseo caldeado se me mezclaron en la garganta.
Su mano firme presionó con fuerza contra mi espalda, llevándome hacia él.
No había posibilidad de escapar; la pasión urgente alimentó el espacio que había entre nosotros.
Rozó los labios contra los míos antes de plantar su lengua ardiente y carnosa entre ellos. La movió de dentro a fuera, y después me besó la comisura de los labios.
Mi cuerpo vibrante se suavizó en la calidez de su abrazo, y para cuando Jake hubo terminado toda mi alma se había fundido con la suya.
Y ahora estaba allí, delante de mí, estudiando cada uno de mis movimientos.
Un dolor palpitante inundó el núcleo de mi ser. Intenté contener una sonrisa creciente antes de que se saliera de control. Tragué saliva y tiré del borde de la camiseta.
—¿Era esa la explicación?
Jake sonrió con un lado de la boca y se frotó la nuca. Soltó una larga bocanada de aire y después me hizo un gesto para que me hiciese a un lado.
—Primero tengo que hablar con tu padre.
No me molesté en llamar a mi padre. Lo que tenía que hacer era decirme a mí qué estaba pasando en aquel preciso instante… A la mujer que estaba frente a él. Alcé la barbilla.
—Está ocupado.
Jake me dirigió una mirada plana antes de asentir con la cabeza hacia algo que estaba detrás de mí. Volvió a mirarme.
—No lo parece.
Me giré y vi a mi padre de pie en el pasillo, con los brazos cruzados contra el pecho, esperando a que Jake entrase.
—Pasa, hijo.
Claro, que pasara para que mi futuro pudiera ser discutido entre los dos. ¿Por qué no invitábamos también a los vecinos? Me aparté con un suspiro.
Mi padre fue a la cocina, dejándonos para que le siguiéramos. Apartó una silla de la mesa y le hizo un gesto a Jake para que sentase.
Jake se quedó de pie con los pies separados.
—Tengo que discutir algo con usted, pero no delante de su hija.
Esta novela corta romántica es perfecta para lectores de J.S. Scott y Cincuenta sombras de Grey. Sólo para adultos. Hay 12 libros en la serie.
Serie Contrato con un multimillonario: LIBRO 7