Memoria es la potencia del alma por medio de la cual se retiene y recuerda lo pasado, el aprendizaje, la gloria a las personas o acontecimientos, y hasta la relación de gastos hechos en una dependencia o negociado. También hablamos de memoria cuando exponemos hechos o motivos referentes a determinado asunto, y al estudio o disertación escrita sobre alguna materia.
Otras personas se refieren a los dispositivos electrónicos en que se almacena en ordenadores la información sobre datos y a la memoria artificial, más científicamente renombrada como mnemotécnica, un arte que procura por medio de varias reglas aumentar el poder y alcance de la memoria.
El argot popular no es tan trascendental y nos habla de memoria de “gallo o de grillo” para definir a quien carece de ella y de “acudir algo a la memoria” cuando viene una cosa a la mente en ese momento. Borrarse algo de la memoria, electrónica o mentalmente, quiere decir que se han olvidado o desaparecidos todos los datos, casi igual que “caerse una cosa de la memoria”, y lo contrario de “conservar la memoria de una cosa”, pues ahora es que nos acordamos de algo.
Cuando “encomendamos una cosa a la memoria” es que lo hemos aprendido correctamente, cosa que no es fácil de conseguir si somos “flacos de memoria”, olvidadizos. Algunas personas “hablan de memoria”, que es igual que acordarse en ese momento de algo, pero como lo hacen sin reflexionar casi siempre se equivocan. “Hacer memoria” implicar un esfuerzo para recordar, lo contrario a “pasarse una cosa de la memoria”, pues ni siquiera realizamos acto alguno para recordar. “Profanar la memoria de una persona” es mucho más grave, pues normalmente se hace para difamarla o calumniarla después de muerta.
Después encontramos nuevas expresiones populares, como “recorrer la memoria”, cuando hacemos reflexión para acordarnos de lo que pasó; nos “refrescamos la memoria”, que no tiene nada que ver con el agua si no con recordar algo que parecía olvidado; “lo tendré en la memoria o en la mente”, asegurando así que no nos olvidaremos, y finalmente, “venir una cosa a la memoria”, cuando algo es recordado súbitamente.
Otras personas se refieren a los dispositivos electrónicos en que se almacena en ordenadores la información sobre datos y a la memoria artificial, más científicamente renombrada como mnemotécnica, un arte que procura por medio de varias reglas aumentar el poder y alcance de la memoria.
El argot popular no es tan trascendental y nos habla de memoria de “gallo o de grillo” para definir a quien carece de ella y de “acudir algo a la memoria” cuando viene una cosa a la mente en ese momento. Borrarse algo de la memoria, electrónica o mentalmente, quiere decir que se han olvidado o desaparecidos todos los datos, casi igual que “caerse una cosa de la memoria”, y lo contrario de “conservar la memoria de una cosa”, pues ahora es que nos acordamos de algo.
Cuando “encomendamos una cosa a la memoria” es que lo hemos aprendido correctamente, cosa que no es fácil de conseguir si somos “flacos de memoria”, olvidadizos. Algunas personas “hablan de memoria”, que es igual que acordarse en ese momento de algo, pero como lo hacen sin reflexionar casi siempre se equivocan. “Hacer memoria” implicar un esfuerzo para recordar, lo contrario a “pasarse una cosa de la memoria”, pues ni siquiera realizamos acto alguno para recordar. “Profanar la memoria de una persona” es mucho más grave, pues normalmente se hace para difamarla o calumniarla después de muerta.
Después encontramos nuevas expresiones populares, como “recorrer la memoria”, cuando hacemos reflexión para acordarnos de lo que pasó; nos “refrescamos la memoria”, que no tiene nada que ver con el agua si no con recordar algo que parecía olvidado; “lo tendré en la memoria o en la mente”, asegurando así que no nos olvidaremos, y finalmente, “venir una cosa a la memoria”, cuando algo es recordado súbitamente.