Esta es la historia verdadera de un ciudadano emprendedor que se atrevió a montar un negocio en la mismísima China.
Permaneció veinte años residiendo en tan inmensa nación. La recorrió cientos de veces, siempre en pos de acrecentar sus actividades.
Aprendió a hablar mandarín, la lengua oficial. Se integró tanto como le fue posible en una cultura distinta y distante.
Todas las historias que contienen los diversos capítulos, con alguna que otra licencia literaria, son verdaderas por inverosímiles o chocantes que nos puedan parecer.
Nos encontramos con un mosaico en el que el principal componente son los conflictos culturales entre dos mundos antitéticos y todas las peripecias que se provocaron: curiosas, chocantes, entretenidas...
Y con un añadido histórico especial: su estancia coincidió con la evolución de un país bajo un comunismo hermético a un neocapitalismo que ha removido los cimientos de una sociedad ancestral.
El protagonista fue espectador excepcional de estos cambios y esta es la verdad. Su verdad.
Permaneció veinte años residiendo en tan inmensa nación. La recorrió cientos de veces, siempre en pos de acrecentar sus actividades.
Aprendió a hablar mandarín, la lengua oficial. Se integró tanto como le fue posible en una cultura distinta y distante.
Todas las historias que contienen los diversos capítulos, con alguna que otra licencia literaria, son verdaderas por inverosímiles o chocantes que nos puedan parecer.
Nos encontramos con un mosaico en el que el principal componente son los conflictos culturales entre dos mundos antitéticos y todas las peripecias que se provocaron: curiosas, chocantes, entretenidas...
Y con un añadido histórico especial: su estancia coincidió con la evolución de un país bajo un comunismo hermético a un neocapitalismo que ha removido los cimientos de una sociedad ancestral.
El protagonista fue espectador excepcional de estos cambios y esta es la verdad. Su verdad.