Hoy en día, muchos padres están preocupados porque sus hijos usan en exceso las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, lo que los ha llevado a preguntarse dos cosas: cómo librarlos de la adicción al mundo virtual que los está llevando a reemplazar la experiencia vital y a perder su capacidad social, y cómo evitar que se expongan a los peligros de la Red y resulten víctimas de sexting, ciberacoso, grooming, sextorsión, o se vuelvan consumidores de pornografía.
No se trata de temerle a la tecnología, de prohibirla o de abstenerse de usarla. Se trata de que los padres les enseñen a sus hijos a ser consumidores críticos, a utilizar en forma positiva los nuevos medios para aprovechar sus ventajas, hacer elecciones adecuadas y descartar las que consideren violentas, degradantes u ofensivas.
La tesis que plantea la autora es que los padres deben propiciar la conexión emocional basada en el amor y la comunicación con sus hijos, y darles herramientas y criterios para que puedan moverse en el mundo virtual sin peligro de hundirse en él. Más conexión emocional y menos conexión tecnológica, más tiempo compartido en familia y menos adicción a las pantallas, más comunicación real y menos refugios virtuales. Ese es el desafío de los padres en la era digital.
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