Un ensayo extraordinario sobre la importancia de ponerse en la piel del otro.
David Grossman reivindica que la verdadera literatura se halla irremediablemente vinculada a la política que configura nuestras vidas. En este ensayo analiza con extraordinaria lucidez cómo el proceso de creación de un personaje nos permite conocer al otro por dentro, y lo equipara con el esfuerzo de conocer al enemigo y el intento de ver la realidad a través de sus ojos. Una cualidad literaria que, aplicada a las relaciones humanas, es fundamental en situaciones de conflictos deshumanizadores como el que vive la sociedad israelí.