Nada se sabe con certeza de Sedeño, es posible que ni siquiera fuera el autor de la Relación, sino un mero copista, o que no existiera en realidad y que su nombre fuera un mero pretexto a fin de dotar de credibilidad, en su momento, a esta Relación. No es un caso único en la historia de la Historia de Canarias. Escrita indudablemente en los primeros veinte años después de la Conquista, lo que importa de esta Relación no es su autoría, sino su profunda originalidad: en ella los canarios y su sociedad son los verdaderos protagonistas de la mayor y mejor parte de sus páginas. Además contiene notas y noticias etnosociales imposibles de encontrar en ninguna otra fuente documental hasta pasados varios siglos más de silencio histórico.
«Con relación a las Crónicas Ovetense, Lacunense y Matritense, la Relación atribuida a Sedeño ofrece similar estructura, agrupa capítulos, y el contenido es parecido, aunque el copista interpoló algunas noticias no incluidas en las crónicas citadas […] Ya al entrar en los capítulos dedicados a la etnología y antropología indígena las novedades son innumerables».
(F. Morales Padrón, Canarias: Crónicas de su conquista, 1978).
«Con relación a las Crónicas Ovetense, Lacunense y Matritense, la Relación atribuida a Sedeño ofrece similar estructura, agrupa capítulos, y el contenido es parecido, aunque el copista interpoló algunas noticias no incluidas en las crónicas citadas […] Ya al entrar en los capítulos dedicados a la etnología y antropología indígena las novedades son innumerables».
(F. Morales Padrón, Canarias: Crónicas de su conquista, 1978).