En el cerebro estresado del protagonista conviven Goethe y Mark Twain. Mientras Goethe, ayudado por Mefistófeles y las sinfónicas de Viena y Berlín, quiere mantener el sino que le ha impuesto a su Fausto, Twain, a petición del cerebro enfermo, quiere que Fausto recupere la libertad de elegir su destino. Para ello, el escritor americano, cuenta con la ayuda de sus creaciones y del sensato Pepito Grillo. Más tarde, se les unirá el Caballero Inexistente para ayudarles en las batallas que se libran en el cortex cerebral del protagonista que, desesperado, sólo ansia encontrar la paz.
Ilustraciones del autor.
Ilustraciones del autor.