Londres, 1872. Irene está preocupada por su padre; en los meses del invierno el estado de ánimo de Leopold Adler se ha vuelto cada vez más sombrío. Para sacarlo de sus oscuros pensamientos, un amigo los invita a pasar unos días en el campo, donde la chica podrá dedicarse a la lectura y la equitación, mientras que su padre participará en una cacería de zorros. Pero, en aquel ambiente de calma aparente, un hombre desaparece y nadie lo busca. Irene comprende que algo no cuadra y les escribe una carta a Sherlock y Lupin pidiéndoles ayuda.
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