Si un libro como Crimen, de poderse escribir, se publicara hoy, pasaría enteramente desapercibido. Y no es porque la sociedad haya «evolucionado», sino porque la sociedad ha perdido los sentidos. ¿A quién podría dirigirse Crimen, libro incómodo? Hoy como ayer, haya o no destinatarios de su altivo desafío, Crimen es un libro de libertad, de autenticidad. La libertad que representa se identifica con la lucha por la liberación de toda época, y explica la virulencia de su recepción. Su autenticidad fue ya advertida por los reseñistas más inteligentes de su tiempo, más dados a ver sólo lo que había de provocativo. Escritura de las profundidades, descenso a los infiernos, si es una búsqueda de la expresión del inconsciente, no aspira menos a su conocimiento.
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