¿Dilo de verdad Templarios a quien rendís culto?
¿A Dios o al Diablo? !Dímelo bastardo hijos del engaño!
No saldrán vivos de esta inquisición, de esto los dejo claro... ¿A quien protegéis?
Los he visto esta noche cuando acostaran juntos los dos en la misma cama, los he visto cometer los mas torpes de los pecados... sois la vergüenza de Las Ordens, sois los bastardos hijos de "Bafomet".
Señor... clemencia les pido a vos, pero no hemos cometido ningún pecado...
!Cállate bastardo miserable¡ !Os dejareis morir en esta asquerosa mazmorra hasta que vuestro Gran Maestre venga por vosotros, los cortaré un dedo a cada semana y lo enviaré a Aviñón para que sepáis allá quien de verdad a quien debáis obedecer, vosotros Templarios y el Papa débil.
Las sesiones de tortura duraba todo el día y desde que fuimos cogido no nos dieran agua ni comida, solo urina y hezes, vinagre... a cada día a las tres de la tarde sacaban nuestras ropas y colocaba delante de nosotros una cruz con mas de tres metros de alto, clavos como los clavos de nuestro señor, esculpían en nuestras caras y meaban en nuestros cuerpos, los soldados de Felipe IV, el rey "Hermoso" era un mostro.
Muchos de aquellos soldados los entrené yo, y mi compañero, se tan solo permitieran que nuestras manos estuvieran libres, acabaríamos con aquel espectáculo en un parpadeo.
"Un Templario vale por cien guerreros y por mil hombres comunes"
¿A Dios o al Diablo? !Dímelo bastardo hijos del engaño!
No saldrán vivos de esta inquisición, de esto los dejo claro... ¿A quien protegéis?
Los he visto esta noche cuando acostaran juntos los dos en la misma cama, los he visto cometer los mas torpes de los pecados... sois la vergüenza de Las Ordens, sois los bastardos hijos de "Bafomet".
Señor... clemencia les pido a vos, pero no hemos cometido ningún pecado...
!Cállate bastardo miserable¡ !Os dejareis morir en esta asquerosa mazmorra hasta que vuestro Gran Maestre venga por vosotros, los cortaré un dedo a cada semana y lo enviaré a Aviñón para que sepáis allá quien de verdad a quien debáis obedecer, vosotros Templarios y el Papa débil.
Las sesiones de tortura duraba todo el día y desde que fuimos cogido no nos dieran agua ni comida, solo urina y hezes, vinagre... a cada día a las tres de la tarde sacaban nuestras ropas y colocaba delante de nosotros una cruz con mas de tres metros de alto, clavos como los clavos de nuestro señor, esculpían en nuestras caras y meaban en nuestros cuerpos, los soldados de Felipe IV, el rey "Hermoso" era un mostro.
Muchos de aquellos soldados los entrené yo, y mi compañero, se tan solo permitieran que nuestras manos estuvieran libres, acabaríamos con aquel espectáculo en un parpadeo.
"Un Templario vale por cien guerreros y por mil hombres comunes"