Cuentos de suturaes un libro atípico y brillante
Una excepcional radiografía de lo más sórdido y florido de nuestros muchos síndromes. Escrito con el pulso firme de un cirujano y el sentido del humor de un anestesista, las siete historias que conforman este libro ahondan en lo peor de la condición humana con extraordinaria mala leche y afiladísima pluma. Las soberbias ilustraciones de Judas Arrieta que acompañan a los relatos son obra de un artista de gran sensibilidad y poderosa pegada que ha sabido trasladar al papel con cariño y puntería el meollo de las historias.
Siete noticias, cada una tan desafiante como la otra, para descubrir los aspetos más sombros del ser humano
EXTRACTO
Que el señor Somoza es un caballero de continente inalterable, exquisitos modales y moral intachable es evidente; y que en el carácter del señor Riesco destacan su afable semblante, su humor astuto y su discreta prudencia no lo duda nadie. Pero ahora, el señor Somoza, en un rapto alucinado y sin venir a cuento, le acaba de meter un dedo en el ojo al señor Riesco, que está sentado a su lado. Éste se ha sorprendido bastante, por lo inopinado de la agresión, supongo, se ha llevado la servilleta a la cara y se ha ido directamente al cuarto de baño. El señor Somoza se ha soplado las puntas de los dedos y los ha frotado delicadamente contra la solapa.
Una excepcional radiografía de lo más sórdido y florido de nuestros muchos síndromes. Escrito con el pulso firme de un cirujano y el sentido del humor de un anestesista, las siete historias que conforman este libro ahondan en lo peor de la condición humana con extraordinaria mala leche y afiladísima pluma. Las soberbias ilustraciones de Judas Arrieta que acompañan a los relatos son obra de un artista de gran sensibilidad y poderosa pegada que ha sabido trasladar al papel con cariño y puntería el meollo de las historias.
Siete noticias, cada una tan desafiante como la otra, para descubrir los aspetos más sombros del ser humano
EXTRACTO
Que el señor Somoza es un caballero de continente inalterable, exquisitos modales y moral intachable es evidente; y que en el carácter del señor Riesco destacan su afable semblante, su humor astuto y su discreta prudencia no lo duda nadie. Pero ahora, el señor Somoza, en un rapto alucinado y sin venir a cuento, le acaba de meter un dedo en el ojo al señor Riesco, que está sentado a su lado. Éste se ha sorprendido bastante, por lo inopinado de la agresión, supongo, se ha llevado la servilleta a la cara y se ha ido directamente al cuarto de baño. El señor Somoza se ha soplado las puntas de los dedos y los ha frotado delicadamente contra la solapa.