A curious little monkey who wants to know why and how her father was captured by men; a new born cheetah without any of the cheetah’s spots (to his father disappointment), a tiny golden fish caught by a mad oyster who wants to make out of him the most wonderful pearl of the world… a blue forest, where no other color has never seen...
Nine tales that I invented for my son, Ruggero, when he was 5 years old and we lived in Somalia, Africa. Cheetahs were on the trees, along with monkeys, and we had to look around every time we stepped out of the house, because the snakes were on their territory and their bite could be mortal .
There was no Internet, no telephone, and we only had electricity two hours a day (if we were lucky). So, I had to entertain him by telling him these stories. And, to avoid forgetting them, I wrote them down, and here they are.
All the characters and situations are, somehow, real, and stimulate children's imagination.
POR AHORA, LA VERSIÓN ESTÁ EN ESPAÑOL... Y ÉSTOS SON ALGUNOS DE LOS CUENTOS:
Una pequeña monita curiosa que quiere saber por qué y cómo su padre fue capturado por los hombres; un guepardo recién nacido... pero sin ninguna mancha de guepardo (lo que complica a su padre), un pececito dorado que es capturado por una ostra loca que quiere convertirlo en la perla más maravillosa del mundo... un bosque azul, donde todo es azul y nadie ha visto jamás otro color, pero llega un momento en que deben averiguar la causa...
En total, nueve cuentos que yo inventé para mi hijo Ruggero, cuando él tenía 5 años de edad y vivíamos en Somalia, África. Los guepardos dormían arriba de los árboles, un poco alejados de los monos; las serpientes andaban a su gusto por la hierba y había que pisar fuerte para alejarlas y evitar su mordedura, que podía ser mortal.
No había Internet, ni teléfono, y sólo teníamos electricidad dos horas al día, gracias a un generador a petróleo (que funcionaba si teníamos suerte). Por lo tanto, y tratando de tomar todas las precauciones posibles para que no saliera mucho de la casa, yo tenía que entretener a mi hijo inventándole cuentos. Y como me pedía que se los repitiera, tuve que escribirlos, para no olvidar los detalles. Y aquí están.
Todos los personajes y situaciones de los cuentos se inspiraron, de alguna manera, en la realidad que vivimos en África, y sirvieron para estimular su imaginación... y la mía.
Nine tales that I invented for my son, Ruggero, when he was 5 years old and we lived in Somalia, Africa. Cheetahs were on the trees, along with monkeys, and we had to look around every time we stepped out of the house, because the snakes were on their territory and their bite could be mortal .
There was no Internet, no telephone, and we only had electricity two hours a day (if we were lucky). So, I had to entertain him by telling him these stories. And, to avoid forgetting them, I wrote them down, and here they are.
All the characters and situations are, somehow, real, and stimulate children's imagination.
POR AHORA, LA VERSIÓN ESTÁ EN ESPAÑOL... Y ÉSTOS SON ALGUNOS DE LOS CUENTOS:
Una pequeña monita curiosa que quiere saber por qué y cómo su padre fue capturado por los hombres; un guepardo recién nacido... pero sin ninguna mancha de guepardo (lo que complica a su padre), un pececito dorado que es capturado por una ostra loca que quiere convertirlo en la perla más maravillosa del mundo... un bosque azul, donde todo es azul y nadie ha visto jamás otro color, pero llega un momento en que deben averiguar la causa...
En total, nueve cuentos que yo inventé para mi hijo Ruggero, cuando él tenía 5 años de edad y vivíamos en Somalia, África. Los guepardos dormían arriba de los árboles, un poco alejados de los monos; las serpientes andaban a su gusto por la hierba y había que pisar fuerte para alejarlas y evitar su mordedura, que podía ser mortal.
No había Internet, ni teléfono, y sólo teníamos electricidad dos horas al día, gracias a un generador a petróleo (que funcionaba si teníamos suerte). Por lo tanto, y tratando de tomar todas las precauciones posibles para que no saliera mucho de la casa, yo tenía que entretener a mi hijo inventándole cuentos. Y como me pedía que se los repitiera, tuve que escribirlos, para no olvidar los detalles. Y aquí están.
Todos los personajes y situaciones de los cuentos se inspiraron, de alguna manera, en la realidad que vivimos en África, y sirvieron para estimular su imaginación... y la mía.