Un cuento, un poema, un relato. Una voz de guitarra que alumbre mi camino, y que me deje llevar por éste como hipnotizado por la inmensidad y la pureza del entorno. Me gusta andar descalzo por las playas de tu cuerpo y sumergirme en la profundidad de tu cosmos.
Hay días en los que prefiero callar, pero cuando apareces espero ansioso verte sonreír, al escuchar mis alegrías que dibujan paisajes en el mar de tus ojos. La imaginación es como una fruta de sabores tan inexplicables como lo son las miles de culturas que conviven en un mismo planeta, con sus tierras de colores, sonidos mágicos, árboles ancestrales, brujas, demonios, dioses, amigos, bicicletas, condimentos y comidas.
La primera vez que conté un cuento a mis amigos fue cuando niño, al escaso resplandor de una fogata en el monte pampeano, y desde aquel día pude observar que en la mirada de mis oyentes se construían mis palabras como torres de babel.
Hay días en los que prefiero callar, pero cuando apareces espero ansioso verte sonreír, al escuchar mis alegrías que dibujan paisajes en el mar de tus ojos. La imaginación es como una fruta de sabores tan inexplicables como lo son las miles de culturas que conviven en un mismo planeta, con sus tierras de colores, sonidos mágicos, árboles ancestrales, brujas, demonios, dioses, amigos, bicicletas, condimentos y comidas.
La primera vez que conté un cuento a mis amigos fue cuando niño, al escaso resplandor de una fogata en el monte pampeano, y desde aquel día pude observar que en la mirada de mis oyentes se construían mis palabras como torres de babel.