La existencia de Álvaro Lara transcurre entre la fiesta permanente con sus amigos de la infancia, quienes los apodan el Chango, y sus anhelos de reconocimiento intelectual. Antiguo militante de izquierda y profesor de historia de una preparatoria, Álvaro se siente profundamente decepcionado por el avance del liberalismo como ideología triunfante tras la caída de la Unión Soviética y por el arribo fraudulento de los salinistas al poder en México. Ante esta situación, en 1993, decide escribir un libro que denuncie el sistema opresivo que se fortalece en el mundo y en el país, y que proponga una alternativa filosófica al liberalismo; pero sus esfuerzos se ven dolorosamente frustrados por sus propias limitaciones académicas e ideológicas. Sin proponérselo, durante su proceso creativo, que lo consume física y mentalmente, inicia un largo camino de maduración emocional y reconciliación entre el Profesor Lara y el Chango. En el trayecto es acompañado por Vivian, prostituta, y Rita, profesora de filosofía. A pesar de los esfuerzos que ellas hacen por apoyarlo, su soberbia no le permite valorar la importancia de ambas amantes en su vida. Para él, Vivian es la mujer que le ayudará a satisfacer sus necesidades básicas; mientras que Rita, a pesar de su manifiesto compromiso social, le parece que sólo está preocupada por su atuendo y su físico.
El Chango y Vivian comparten una realidad nocturna, inmediata y sensorial, rodeados de los seres que giran en torno a un tabledance, y acompañados por los antiguos amigos de él. Paulatinamente, Vivian se va convirtiendo en parte esencial de la existencia dual del Chango; pero cuando empieza a dar los pasos necesarios para cambiar de vida, él es incapaz de apoyarla, debido a sus prejuicios. Paradójicamente, Vivian se ve empujada a dejar de improviso el tabledance, al comprobar que su guardaespaldas está enamorado platónicamente de ella. La pérdida de Vivian sumerge al Chango en una profunda depresión.
Álvaro y Rita se complementan políticamente y en lo académico. Ella lo incorpora a su grupo de amigos de izquierda que se reúne cotidianamente en Coyoacán, a quienes él tacha de revolucionarios de café. Los amigos de Rita le han pedido reiteradamente que los acompañe a Chiapas a trabajar con comunidades de la región de los Altos; pero la importancia que él atribuye a su obra le impide unirse a ellos. Antes de iniciar las vacaciones de diciembre, Rita le recuerda que viajará a Chiapas, pero él le pide quedarse para ayudarlo a revisar la versión final del libro. La negativa de ella es mal interpretada por Álvaro, quien la acusa de estar involucrada sentimentalmente con uno de sus amigos, provocando un rompimiento violento.
1994 será para Álvaro un año lleno de sorpresas...
El Chango y Vivian comparten una realidad nocturna, inmediata y sensorial, rodeados de los seres que giran en torno a un tabledance, y acompañados por los antiguos amigos de él. Paulatinamente, Vivian se va convirtiendo en parte esencial de la existencia dual del Chango; pero cuando empieza a dar los pasos necesarios para cambiar de vida, él es incapaz de apoyarla, debido a sus prejuicios. Paradójicamente, Vivian se ve empujada a dejar de improviso el tabledance, al comprobar que su guardaespaldas está enamorado platónicamente de ella. La pérdida de Vivian sumerge al Chango en una profunda depresión.
Álvaro y Rita se complementan políticamente y en lo académico. Ella lo incorpora a su grupo de amigos de izquierda que se reúne cotidianamente en Coyoacán, a quienes él tacha de revolucionarios de café. Los amigos de Rita le han pedido reiteradamente que los acompañe a Chiapas a trabajar con comunidades de la región de los Altos; pero la importancia que él atribuye a su obra le impide unirse a ellos. Antes de iniciar las vacaciones de diciembre, Rita le recuerda que viajará a Chiapas, pero él le pide quedarse para ayudarlo a revisar la versión final del libro. La negativa de ella es mal interpretada por Álvaro, quien la acusa de estar involucrada sentimentalmente con uno de sus amigos, provocando un rompimiento violento.
1994 será para Álvaro un año lleno de sorpresas...
