Carlos Gardel, símbolo del tango canción en el Río de la Plata, nació en el departamento de Tacuarembó, Uruguay, hijo ilegítimo y adulterino del coronel Carlos Félix Escayola Medina y de su cuñada María Lelia Oliva Sghirla.
Gonzalo Vázquez Gabor, quien es tataranieto del referido coronel, nos acerca la biografía completa del padre de Gardel, fotografías inéditas de la familia, más la versión testimonial y documentada de la historia de los Escayola. Y, encuadrados dentro de ella, los motivos y circunstancias del nacimiento y los primeros años de Carlos Gardel.
Tras el estudio de variados indicios se presentan nuevas pruebas que permiten al lector "darse cuenta" de que el cantor vino al mundo por la República Oriental del Uruguay.
Y que explique por qué, cuando se le preguntaba al Mago sobre su lugar de
nacimiento, respondía con orgullo: “Ya que insiste, uruguayo, nacido en Tacuarembó, lo que por sabido es ocioso aclarar”.
El autor, –como en realidad todos nosotros, amantes de la historia del tango rioplatense– confía en que, cuando se realicen de una vez por todas, con buena fe y sentido común, las pruebas de ADN, cesen las discrepancias entre los investigadores y pasemos a profundizar, sobre bases sólidas, los estudios sobre la vida, la obra y la personalidad del artista que unió con su canto las dos orillas del Río de la Plata.
Gonzalo Vázquez Gabor, quien es tataranieto del referido coronel, nos acerca la biografía completa del padre de Gardel, fotografías inéditas de la familia, más la versión testimonial y documentada de la historia de los Escayola. Y, encuadrados dentro de ella, los motivos y circunstancias del nacimiento y los primeros años de Carlos Gardel.
Tras el estudio de variados indicios se presentan nuevas pruebas que permiten al lector "darse cuenta" de que el cantor vino al mundo por la República Oriental del Uruguay.
Y que explique por qué, cuando se le preguntaba al Mago sobre su lugar de
nacimiento, respondía con orgullo: “Ya que insiste, uruguayo, nacido en Tacuarembó, lo que por sabido es ocioso aclarar”.
El autor, –como en realidad todos nosotros, amantes de la historia del tango rioplatense– confía en que, cuando se realicen de una vez por todas, con buena fe y sentido común, las pruebas de ADN, cesen las discrepancias entre los investigadores y pasemos a profundizar, sobre bases sólidas, los estudios sobre la vida, la obra y la personalidad del artista que unió con su canto las dos orillas del Río de la Plata.