Las ciencias de la naturaleza han sido fuente de inspiración metodológica permanente para las ciencias sociales. Tanto la ciencia política como la economía y la sociología han adoptado desde su origen creencias acerca de cómo está estructurado el mundo y acerca de cómo debe abordarse la explicación del mismo, tomadas de la física y la biología. De ese modo se garantizaba cierta clarificación ontológica y la aceptación de la legitimidad del propio discurso. Sin embargo, los puntos de referencia adoptados han sido dispares, dependiendo de las ideas predominantes sobre la naturaleza que estaban sugiriendo las ciencias de la naturaleza. Primero fue el modelo fiscalista, configurado según la ciencia protagonista de la revolución científica. Finalmente, en el siglo XIX la revolución en las ciencias de la vida, en conjunción con nuevos desarrollos en la física, cambiaron la idea de ciencia aceptable y con ella los patrones epistémicos multidisciplinares a los que se remiten los estudiosos de la sociedad. La transición desde aquel tipo de ciencia, deductiva y mecanicista, hasta esta otra, persuasiva y observacional -pocas veces bien descrita, aun entre historiadores de la ciencia-, y su impacto en las nacientes ciencias sociales son el objeto de investigación de este ensayo. La idea de unidad metodológica de la ciencia y la tradición naturalista-positivista que en ella se inspira encuentran un tratamiento que hasta ahora no había pasado de la formulación retórica.
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.