Primero, Val Seymour exigió que Lucille lo instalara en el mejor edificio de Sidney. Luego, confiadamente, esperó que ella se instalara en su cama.
Val parecía ser el despiadado donjuán que Lucille se había imaginado, pero también era encantador, inteligente y... sensible. Lucille casi se creyó que Val no quería solo una aventura, sino que era la clase de hombre que había estado buscando. La clase de hombre que quería una esposa...