Las recientes revelaciones sobre las prácticas ilegales de la Agencia Americana de Seguridad (NSA), o el descubrimiento por parte de un usuario del rastreo digital masivo realizado por Facebook testimonian la magnitud de la hipervigilancia a la que estamos sometidos. Sin embargo, lejos del modelo disciplinario tradicional sobre el que alertaba George Orwell en su Gran Hermano, ahora los controles se ejercen desde múltiples y sofisticados frentes, en los que cada vez es mayor la participación involuntaria de los ciudadanos. Armand Mattelart y André Vitalis nos proponen reflexionar sobre un novedoso e inquietante concepto: el perfilado, esto es, el control indirecto de los individuos —a menudo con el propósito de anticipar sus comportamientos— a través del estudio y explotación sistemáticos de sus datos —ya sean sus desplazamientos o sus pautas de consumo—. Mientras que el modelo de vigilancia totalitario exhibía su control, en el mundo post-orwelliano éste se nos impone sin plena conciencia por nuestra parte; es invisible, y esta invisibilidad, potenciada por la desmaterialización de los soportes, garantiza su efectividad en una población crecientemente fascinada por las nuevas tecnologías que, sin embargo, no perciben como tecnologías de control.
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